Hagan la prueba: pregúntenle a amigos, conocidos o familiares -no versados en la materia taurina- por alguna ganadería de bravo. Seguramente unos te hablarán de Osborne, más por el vino y el toro de la carretera que por saber que fue ganadería de vitola, otros por Miura, hierro que traspasa fronteras de lo estrictamente taurino, e incluso algunos por Pablo Romero, ahora Partido de Resina. Pero de entre todas ellas muchos también te mencionarán el hierro de Victorino Martín, otra ganadería que con los años traspasó la frontera del mundo taurino, en menor medida que Miura, pero también lo hizo.
Un hierro que el recordado Victorino Martín Andrés -el padre del actual- puso en vanguardia gracias a una concepción muy particular de bravura. Un animal procedente de la divisa de Escudero Calvo, que no sin problemas, consiguió asentar en un circuito que miraba con recelo al ganadero madrileño. Tras sus incontestables triunfos en la Monumental de Las Ventas, escaló posiciones hasta entrar en ferias tan importantes como Bilbao, Sevilla, Valencia…
Pero un ganadero no se siente 100% realizado hasta que no triunfa en ellas, esas tardes donde el dinero sube como la espuma y la valoración por parte del aficionado dicta sentencia. Victorino ha sido de las ganaderías que mayor número de público y aficionado arrastraba a las plazas, algo que plazas como Pamplona no necesitaban por tener el boletaje acabado tarde tras tarde. Pero sus múltiples triunfos no permitían dejarla fuera por más tiempo, de ahí que en varias ocasiones el hierro de la A coronada corriera por las calles el encierro matinal y vendiera cara su muerte horas más tarde en el ruedo.
¿Qué pasó con Victorino en Pamplona?
Tras alcanzar unas cotas de popularidad no vistas antes, Victorino exigió cantidades económicas más altas, algo lógico y normal. Su regularidad en el ruedo no permitía quitársela de en medio de un plumazo, más si cabe cuando el aficionado la exigía como la que más. Un debut que se produjo el 14 de julio 2005, con el murciano Pepín Liria, el madrileño Luis Miguel Encabo y el sevillano El Cid en el cartel, una tarde donde ‘Porquero’ tuvo el honor de ser el primer toro de esta divisa en lidiarse en Pamplona.
Tras aquel festejo únicamente repetiría en 2006 y 2007, dos tardes intensas y con triunfos incontestables como el de Antonio Ferrera a ‘Hebijón’ un bravo astado premiado con la vuelta al ruedo al que le paseó los máximos trofeos el torero nacido en las islas tras inferirle este dos cornadas que obligaron a Antonio Ferrera a torear con un pantalón de cirujano haciendo este las veces de taleguilla.
Victorino no ha vuelto a la capital navarra para lidiar sus grises desde hace tres lustros
Victorino no ha vuelto a la capital navarra para lidiar sus grises. Este 2023 se cumplirán 15 años desde su última aparición en esta plaza, un festejo donde resultaron ovacionados en el arrastre ‘Pasador’ y ‘Mochudo’ aunque el ganadero destacara también a ‘Velludo’ lidiado en quinto lugar. A partir de ahí el hierro extremeño no ha vuelto a pisar la capital navarra, unos dicen que por el excesivo caché que tiene, otros porque no hace falta debido a que la afición acude a la plaza sea la ganadería que sea, e incluso algunos mezclan ambas, es decir, al ser elevado su caché y los toreros no exigirla como en otras plazas, se han buscado otras alternativas ganaderas.
El hierro de la misma procedencia que ha relegado al de Victorino en la Feria del Toro
Pero según contó el director de este medio el pasado invierno, existe un motivo de peso que ha relegado al banquillo a la ganadería de Victorino. Se trata de otro hierro de la misma procedencia, una ganadería que lleva ya varios años acudiendo a la Feria del Toro: la divisa de José Escolar, hierro que cuya sola mención causaba pavor a profesionales y aficionados, motivo por el que su presencia creaba expectación entre los pamploneses. Un hierro con un caché menos elevado y más en la línea de lo que exigían otros compañeros, de hecho, el propio José Escolar, presume en público de que los Martín -tanto Victorino como Adolfo- se han ocupado de defender la economía y que él ha optado “por defender el encaste”.
Es una ganadería que ya tiene mayor tradición en Pamplona que las de Adolfo y Victorino al no haber sido éstas muy prolíficas en la capital del toro. Bien es cierto que por volumen de camada estos hierros han conseguido entrar en un número mayor de plazas que la de Escolar, haciéndole más falta a esta Pamplona que a las anteriormente citadas. Desde 2007 no lidia Victorino y Adolfo no lo hace desde 2014, habiendo debutado en esta plaza esta última en 1999.
Por todo ello, el hierro -actualmente en manos de Victorino Martín García- pasó a un plano mucho más secundario en la capital navarra, arrastrando desde entonces una maldición: ni Pamplona necesita a Victorino para ser Pamplona, ni Victorino necesita plaza alguna para ser quien es, habiéndose separado unos caminos que no tienen visos de volver a unirse salvo por una efeméride redonda por la petición expresa de algún matador en particular.