LA CRÓNICA DE VISTALEGRE

Decíamos ayer…


domingo 21 febrero, 2016

David Mora vuelve tras dos años cortando dos orejas y dejándose otras dos con la espada; Fortes vuelve sin suerte con el lote pero con la misma vertical quietud cuyo valor asombra

David Mora vuelve tras dos años cortando dos orejas y dejándose otras dos con la espada; Fortes vuelve sin suerte con el lote pero con la misma vertical quietud cuyo valor asombra

MARCO A. HIERRO

 

Decíamos
ayer que el toreo es el organismo más vivo que existir pueda, porque baila con
la muerte con la naturalidad de quien sabe que ambas forman parte del mismo
camino. Decíamos ayer que el valor, la constancia y la entrega son valores poco
comunes en la sociedad del bienestar
, del todo hecho y el mínimo esfuerzo que
se tapa los ojos ante los valores del toro porque todos ellos implican un
sacrificio. Y eso, amigo, no cuadra con lo que emite la televisión.

Decía
ayer David Mora que de ayer hace ya casi dos años. Decía que hubiera dado su
vida porque llegase hoy y hoy, que por fin llegó, la entregó de nuevo al toro
para gloria de este rito, para grandeza del ente incomprendido que no cuadra
con el estándar de bienestar que impone el siglo XXI. ¿Cómo van a comprenderlo,
entonces, quienes se marean con su propia sangre cuando la derraman cortando
jamón?
Hoy casi vuelve a derramarla David, que volvió a estar a merced de un
toro sin cambiar ni el gesto, y a punto estuvo de hacerlo un Fortes que no se
tapa ni en la cama porque le rozan las sábanas entre tanta cicatriz
.

Igual
que Fray Luis comenzaba su clase tras dos años de presidio. Igual que el gran
profesor retomaba sin darle importancia su cátedra de Salamanca, regresó David
Mora en hombros para olvidar sinsabores recordando su sabor. Decía ayer el
manchego que no se puede aflojar cuando se apunta a lo más alto, y hoy repitió
perorata cuando escuchó barrigueros los olés de Madrid. Fue con el quinto,
animal de rematada trana, mano corta, noble cara y humillado ademán. Fue con él
cuando brotó de las tripas el toreo que aguardaba, dos años macerado en el
continuo cosquilleo de impacientes muñecas
. Fue supremo el inicio genuflexo,
deletreado, sentido, exhalando en cada trazo un pedazo de corazón, una flor de
pura vida. Y a sentir el toreo que guardaba atrasado en el rincón del alma que
le dio esperanza para estar hoy aquí.

También
se la dio un Antonio Tejero que recibía hoy el monterazo por haber sido su
sombra, su aliento, su motor y su bastón. Por haberle dado un báculo a su
maltrecha pierna para sustentarle el toreo que nunca dejó de brotar. Decía ayer
Antonio que moriría con David, y volvía a la vida viendo la muleta por delante,
el embarque perfecto tras el doble toque, el trazo larguísimo que acusaba el
toro en cada bocanada vital que necesitaba David
. Y fue feliz el torero, que
también dijo ayer que había vuelto a vivir.

Volvió
también un Fortes al que ya han querido dos toros arrancarle la cabeza sin que
sepa el malagueño dejar de hundirse en la arena. Hoy bailó con la más fea
porque ninguno de los tres se le deslizó en el trapo, pero dicho dejó ayer que
esto es torear o morir, y él ya ha estado a punto un par de veces. Saúl lo
propuso de frente, con el pecho entregado, las puntas hacia adelante y el
vaciado muy atrás, donde no se escapa un paisano cuando se revuelve el animal
.
Así con el que le miró la talega antes de tomarle el trapo, con el que se le
paró en el embroque de uro hastío de pasar y con el que le amenazó de barriga a
pecho por invadirle el espacio y conquistarle la voluntad estando más vivo que
el propio toreo. A los tres les ganó la lid, pero no manejó con tino el acero
de tapar bocas que han estado prestas al grito.

Dos
tíos se enfrentaron a la muerte el día de celebrar la vida. Los dos lo dijeron
ayer y lo repitieron hoy. Porque se mece sobre la parca quien tiene el valor de
vivir
, y vivir sin torear, dice algún mito que no es vivir…

 

 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de
Vistalegre, Madrid. Segunda de la Feria de Invierno. Corrida de toros. Dos tercios de entrada.

Seis toros de Parladé, desiguales de presencia, pero correctos. Y un sobrero de Juan Pedro Domecq, sexto. De gran clase sin fuerza ni raza el primero; mirador y probón el humillado segundo; de buen fondo sin raza el tercero; de áspera sosería el desrazado cuarto; con calidad y dulce clase sin fondo ni fuerza el quinto; áspero y remiso el deslucido sexto.

David Mora (manzana y oro): dos orejas, ovación y vuelta.

Saúl Jiménez Fortes (corinto y oro): ovación, palmas y ovación. 

FOTOGALERÍA: LUIS SANCHEZ OLMEDO