El producto interno bruto, o PIB, es la suma de la producción económica de una sociedad, el resultado de su trabajo. La de Colombia en el 2015 podría estar cercana a un 3% de crecimiento, una de las más altas de Latinoamérica. Cómo estará Latinoamérica y el resto del mundo.
Si se usara este indicador para la tauromaquia nacional, mediría la productividad promedio de nuestros toreros y ganaderías. La corrida de hoy, por ejemplo, podría ser una muestra para evaluar el estado actual de nuestra torería. Ese, por supuesto, no es el objetivo de este escrito, empezando porque una corrida no es una muestra representativa del universo de la población, aunque cuatro toreros colombianos, en este tiempo, es un número casi mayoritario.
Si la corrida de hoy fuese una muestra de laboratorio, el análisis diría que los toreros nacionales fueron incapaces de ofrecer un espectáculo que mantuviera el interés. Fue una tarde pesada, de emociones encontradas, con algunos momentos brillantes, y otros, la mayoría, de una confusión reinante, de tercer grado escolar.
* Momentos brillantes: el capote de Ramiro Cadena (si Bailleres, el millonario mexicano que vive de compras, lo ve, le firma una exclusiva), unos derechazos y un recorte con la izquierda de Ricardo Rivera, pares de banderillas en todo lo alto de Santanta, Jeringa y Chiricuto, y el juego de espadas de José Fernando Álzate.
* Excepciones: un toro, el cuarto, arrinconó el peto del caballo de picar (a la manera de antes); dos más, primero y tercero, con cierta clase, justa, como todo lo bueno de esta tarde.
* Momentos de confusión: banderillas colgando de la paletilla como piercing (paletilla: extremo superior de la extremidad superior del toro); capotes y muletas engarzadas en los pitones, desarmes antes del postconflicto; carreras, prisas, bajonazos, espadas contrarias, picotazos con la vara, capotazos de más, levantamientos de cadáver del cachetero, una oreja de promoción y un toro vivo al corral. Tan mayoritarios que ponerle la muleta al toro y acompañar su débil embestida parecía torear, una alucinación por supuesto.
Para resumir, fue un producto de difícil digestión, de 8 toros por el pago de 6, ante un público estoico, que soportó el efecto soporífero del calor y el peso pesado del tiempo.
Si existiese un Ministro de la Tauromaquia, le diría a los medios de comunicación que «el país viene trabajando fuertemente para consolidar una generación que le dé valor agregado a la fiesta. Que iniciarán las investigaciones y tomarán los correctivos del caso para mejorar los indicadores de producción para ser más competitivos, pero que las cifras del PIB son esperanzadoras”. Pero el Dow Jones (otro indicador) se cae cuando reconoce que los toreros de esta tarde han toreado apenas cuatro o cinco festejos en este año. La balanza comercial para ellos es negativa, de déficit. ¿Cómo llegar a ser un país exportador sin oportunidades para torear? Por eso nuestro producto interno está condenado a ser bruto.
* Bruto: dicho de un producto: «sin pulir o labrar” «en su estado natural”
FICHA DEL FESTEJO
59ª Feria de la Cali. Primera corrida, 25 de diciembre del 2015). Asistencia: casi un cuarto de plaza. Se lidiaron toros de Salento, disparejos, terciados, salvo el primero, justos de fuerza y bravura.
Ramiro Cadena, silencio y 3 avisos (toro vivo a los corrales).
«Guerrita Chico”, oreja y dos avisos
Ricardo Rivera, saludo tras 2 avisos y silencio.
José Fernando Álzate, aviso y silencio,
Saludaron Santana, Jeringa y John Suaza. Jaime Devia recibió atención médica.
FOTOGALERÍA: PLAZA TOROS CALI