FINAL LA MÉXICO

Castella emerge sobre el exigente encierro


domingo 6 diciembre, 2015

El francés cortó una oreja de una complicada corrida de Xajay en la que Silveti saludó una ovación por los silencios de Zotoluco y Hernández Gárate

El francés cortó una oreja de una complicada corrida de Xajay en la que Silveti saludó una ovación por los silencios de Zotoluco y Hernández Gárate

Llegaba a La México la corrida de Xajay en la undécima de la Temporada Grande, con el rejoneador Hernández Gárate como prólogo de la actuación de Eulalio López Zotoluco, Sebastián Castella y Diego Silveti.

Regordío y apretado estaba el toro de Marrón para rejones que abrió plaza, distraído en el primer tercio y sin gran empleo en el único rejón que dejó Hernández Gárate. Muy pronto se paró el animal, que obligó al caballero a atacarlo muy de frente, llegando mucho a la cara y exponiendo cabalgaduras con entrega, pero sin excesiva brillantez en el temple por las oleadas del animal. Supo llegar al público con Valladolid, un tordo con mucho carácter que puso emoción al trasteo. Destacó en un par a dos manos por los adentros que mostró valor y conocimiento para llegar al tendido. Un metisaca y un pinchazo hondo dieron al traste con la oreja que ya saboreaba el mexicano y se esfumó al atascarse con el descabello.

Abrochado de pitones y astifino estaba el segundo, que le humilló sin gran entrega a Zotoluco para que le enjaretase el mexicano un saludo suelto y brillante a la verónica. Con mucha suavidad procedió Eulalio con un animal que tomó trapo con voluntad, pero sin gran boyantía. Retrasó los cites para paliar la falta de viaje y la dejó siempre muy en el morro con la diestra, puesto que no era lo mismo el toro por el deslucido pitón izquierdo. Aún así quiso meterle mano a zurdas en una labor de bregador veterano, aseada pero sin gran brillo ni eco en la grada. Horrible con la espada, escuchó silencio.

Con mucha personalidad lanceó Castella al castaño tercero, rematado y bien hecho, astifino de pitón y falto de ritmo en el ademán en las verónicas acompasadas del galo. Levantó Castella al Embudo con el personal quite por chicuelinas, arrebujando la mano muy abajo, muy quieto, exponiendo y rematando con garbosa media en un bello pasaje. Fulgurante fue el inicio de estatuarios, adornado con desdenes y trincheras de mucha parsimonia, en el sereno toreo del francés en este año. Se le paró pronto el animal, que nunca tuvo boyantía y sí, en cambio, un punto de aspereza con el que supo lidiar Sebastián muy asentado en la arena, buscando la quietud valerosa para sacarse la embestida por delante y por detrás, dado que no cabía el toreo largo. Gran seguridad demostró Castella en los circulares invertidos que incluso convirtió en cambio de mano, alargando un viaje que se creía inexistente. Superioridad del francés, que dejó un estoconazo para pasear una oreja.

Largo le echó el vuelo del percal Silveti al cuarto, toro bajo y bien hecho que tuvo más humillación que reboce en las verónicas del mexicano. Tuvo que lidiar con el genio del de Xajay y también con el viento un Silveti corajudo al que le costó tomarle el pulso a un animal que le exigió temple y lo penalizó quedándose debajo cuando no se lo dio. Hubo pasajes entonados cuando le echó Diego la mano al piso y le amarró el belfo a la arena con gobierno y emoción en una gran tanda con la diestra que marcó el cénit del trasteo. También fue brillante la estocada, que precedió a la ovación.

El precioso quinto tuvo más voluntad de embestir y repetir arrancadas que ritmo al tomar el percal de un Zotoluco que no tuvo oportunidad de estirarse a la verónica con el de Xajay. Quiso buscarle la repetición humillada en los primeros compases muleteriles el Zotoluco, pero no terminó de encontrarle el pulso ni de sentirse cómodo. Faltó ajuste en los pasajes más ligados con la diestra y conjunción con el animal a zurdas en un trasteo en el que el viento puso las cosas más difíciles aún ante la impaciencia del tendido. Un pinchazo y una estocada dejaron la valoración en silencio. 

El Consentido que hizo sexto, toro serio y bien presentado, tuvo poca continuidad en sus arrancadas desde que salió de chiqueros, y tuvo que buscarlo mucho Castella para lancear su falta de humillación. El viento arruinó la brillantez del quite por tafalleras que intentó el francés con más intención que acierto. Anduvo inteligente el francés en el inicio genuflexo para enganchar al animal con inercia y vaciarlo en la distancia, haciendo que tomase ritmo el de Xajay con torería. Luego le buscó la media distancia a un animal que partía siempre con la cara entre las manos, pero debió ser en corto y tragando mucho como se arrancaba el animal, informal y bruto. Se agarró al piso, le volvió sobre las manos cuando decidió arrancar y le punteó con aspereza el engaño, poniendo siempre muy difícil la brillantes en un torero que nunca perdió, sin embargo, la compostura. Porfió Castella con valor hasta conseguir extrae alguna arrancada humillada entre puñetazos en la refriega que ganó siempre el galo. 

El séptimo fue el de menos presencia del encierro y se quedó debajo de la tela en los delantales con que quiso recibirlo Diego Silveti. Y mantuvo su mal estilo en la muleta, donde se revolvió, buscó los tobillos y no quiso entregarse nunca al trazo que le proponía el mexicano. Complicado un animal de imposible entrega que nunca humilló hasta el final ni tuvo fijeza en el trapo. Porfión pero precavido Diego, percibió más el peligro que tenía el animal de lo que lo hizo el tendido. Optó por matarlo con brevedad y solvencia y escuchó silencio.

FICHA DEL FESTEJO

Monumental Plaza México. Temporada Grande, novena de abono.

Toros de Marrón para rejones y de Xajay para la lidia a pie, variados de pinta y correctos de presencia. Distraído y a oleadas el primero de rejones; noblón sin clase ni boyantía el segundo; áspero y sin recorrido el tercero; exigente y con temperamento el cuarto; humillado pero sin ritmo el bello quinto; informal, áspero y bruto el sexto; tobillero y con peligro sordo el séptimo.

El rejoneador Hernández Gárate: pitos tras aviso.

Zotoluco (nazareno y oro): silencio tras aviso y silencio.

Sebastián Castella (grana y oro): oreja y palmas tras aviso.

Diego Silveti (marino y oro): ovación y silencio.

FOTOGALERÍA Y VÍDEO: EMILIO MÉNDEZ

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