ILUSTRACIÓN: JUAN IRANZO
Torear
bien con la mano izquierda ha sido siempre el gran misterio para que un torero
consiga los kilos. Es el natural la más compleja de las suertes muleteriles y
saber ejecutarlo puede ser clave para llegar arriba. Alejandro Fermín, en el
escalafón menor, es el novillero que ha cantado por naturales las bocas de los
aficionados esta temporada. Lo sabe, lo quiere y lo ha ejecutado en Madrid. La
barrera, pues, de la presión y de la apuesta la tiene superada con creces: es
la del extremeño la mano izquierda en potencia que puede salvar el toreo joven
del pecado robótico en el que muchas veces cae el concepto taurómaco jovial.
Por eso, porque lo quiere, torea con la izquierda como lo siente Alejandro.
«Veo
muchísimos vídeos de muchísimos maestros a lo largo de la historia. El que más
me gusta es José María Manzanares padre, me fijo muchísimo en él, veo mil
vídeos toreando al natural. Me encanta”, asegura entre la emoción que
da hablar del rey alicantino a tan sólo un año de su adiós. Pero no es sólo
Manzanares pieza histórica clave en su personalidad, sino que «como
referente también tengo a Paco Ojeda, un torero diferente que marcó una época y
una forma de interpretar el toreo”.
Tras
abril hizo el paseíllo en el Baratillo con el convencimiento de saberse el
mejor del escalafón menor y así, sabiéndose por encima, se creyó Sevilla su
toreo. «Tengo recuerdos muy bonitos de La Maestranza. Fue mi primera actuación
en La Maestranza después de todo lo que me habían hablado de ella. Para un
torero, estar en Sevilla es algo especial. También mi tarde de Madrid, con la
novillada de Daniel Ramos, fue algo que se me quedará grabado. Fue una tarde en
la que, a pesar de la climatología, pude disfrutar en la primera plaza del
mundo”.
Las
Ventas vio cómo la entrega jovial de Fermín caló entre el cemento de sus tardes
domingueras, algo de lo que se siente agradecido el novillero. «Gracias
a estar anunciado en Madrid he podido ir avanzando pasito a pasito. Espero que
la próxima temporada pueda seguir teniendo sensaciones bonitas en esa plaza
porque es una afición con la que he conectado esta campaña”. Fue frente a una novillada de Daniel Ramos,
único hierro de lidia castellonense y que debutaba en la capital: «mi
primer novillo me dejó darle tandas de mucho gusto al natural; era muy serio y,
aunque se me paró pronto, pude disfrutar”.
Tiene
todo el invierno por delante para reflexionar acerca de los errores cometidos y
pulir las correcciones para que, de cara al año próximo, se conviertan en cuasi
perfecciones. «Defectos tengo muchísimos, pero también me queda muchísimo por aprender
y evolucionar día a día. No soy de fijarme objetivos a largo plazo, sino de ser
yo mismo día a día”, asegura. Sobre la evolución de su propia forma de
interpretar el toreo a lo largo de la campaña, Fermín comenta que «prefiero
que me evalúe el público. He evolucionado, creo, en entrega, algo que creo que
es fundamental cada tarde para que el público conecte rápidamente contigo”.
FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO