MÉRIDA (YUCATÁN)

Padilla, allí como aquí


lunes 2 noviembre, 2015

Se erigió como el primer triunfador del serial meridano cortando dos orejas; ovacionado se fue Pizarro y entre divisiones Michelito

Se erigió como el primer triunfador del serial meridano cortando dos orejas; ovacionado se fue Pizarro y entre divisiones Michelito

TEXTO: JUAN ÁLVAREZ

FOTO: ROBERTO ESPITIA

En una tarde cargada
de matices, ya por el comportamiento de la bien presentada corrida zacatecana
de José Julián Llaguno, por la corrida bajo aguacero o por el pánico desatado
por el torazo que cerró el festejo, el diestro español Juan José Padilla se
erigió como el primer triunfador del serial meridano, tras el corte de dos
orejas.

Ante media plaza, se
puso en marcha la temporada en Mérida, la de Yucatàn, donde también se debe
destacar las ganas de agradar y profesionalismo de Federico Pizarro y los vanos
intentos de MIchelito Lagravere, que terminò por lidiar con lo menos potable
del encierro. Así, Juan José Padilla acaparó la atención desde el mismísimo
paseíllo. El noble gesto de romper «formación” para apoyar al alguacillo y
levantar de la arena el tocado que unos metros antes se le había caído, le
acarreó la ovación de los aficionados que reconocieron el noble gesto en ayuda
a un compañero. Y de ahí todo fue entrega total de ambas partes, comunión y
vocación. Si se permite, en primera instancia lo segundo, por lo que los
aficionados terminaron volcados ante un torero todo valentía. Entrega y pasión
por su profesión.

Su primero, apenas y
le dejó asomarse. Un manso de libro, con el que destacó su voluntad por agradar
a un público paciente, como esperando el triunfo cantado toros adelante. Entonces
vino su segundo, un toro con el que lució con el capote en verónicas,
chicuelinas y navarras. Banderillas en mano, terminó por cuajar un tercio
espectacular, coronado con la suerte del violín, en todo lo alto ante el
contento general.

El torero entonces se
echó para adelante con un toro que se prestó, aunque hacia la mitad de la faena
protestaba. Pero la faena ya estaba en vereda y los aficionados entregados sin
cortapisas. La estocada entera tendida y desprendida no fue óbice para la
fuerte petición de las dos orejas, que al final otorgó el usía desde las
alturas. Por lo que toca a Federico Pizarro, vivió destacados pasajes con su primer
toro de la tarde. El José Julián tuvo clase y se desplazaba por ambos lados,
pero se les pasó la mano en la suerte de varas. Y aquello no pudo tomar el
vuelo esperado, si bien se registraron pasajes de subido valor.

Con la muleta
planchada, siempre citando muy adelante, Pizarro alcanzó buenos momentos con la
sarga en la derecha y dos naturales de mención, por lo que merecida fue la
vuelta con petición de trofeo al final de su labor. Su segundo fue un toro que
punteaba y con el que anduvo dispuesto. Lo mejor, la estocada que hizo rodar al
morito sin puntilla. Y se armó la escandalera al no otorgarse la oreja tras
sendo espadazo en todo lo alto. Claro que se pueden otorgar orejas por un solo
estoconazo, aunque en justicia para el juez Ulises Zapata habrá que citar la
mácula del derrame provocado.

Con el de regalo -de
la misma dehesa-, todos terminaron por olvidar la empapada tras el fuerte
aguacerazo. El torazo de 592 kilos provocó tres tumbos a los dos varilargueros
de la cuadrilla de Pizarro y trajo a maltraer a las cuadrillas. Largo como una
locomotora, el astado tuvo una lidia incierta. En principio alargando la gaita
quitando engaños y luego de los tumbos citados, regalando intermitentes
embestidas, aunque terminó rajado. El diestro le plantó cara, se gustó en
algunos muletazos y los aficionados terminaron por despedirlo entre aplausos.

Quien no las trajo
todas consigo fue el torero de la tierra, Michelito Lagravere, que se llevó lo
menos potable del encierro y con los que lo intentó. Su primero, un toro que
parecía que rompería a bueno, terminó aplomado, con medias arrancadas y hasta
colándose, por lo que poco hubo para contar en casa. Con su segundo, tampoco
hubo mayores posibilidades. El toro protestó y aunque el novel espada le
buscaba las vueltas, no hubo más que irse tras la espada.

FICHA DEL FESTEJO

Mérida, Yuc.- Plaza
Monumental. Primera corrida de la temporada. Media plaza en tarde con ligera
llovizna.

Siete toros de José
Julián Llaguno, bien presentados, de juego variado, de los que destacaron 1o. y
5o. Pesos: 480, 508, 482, 510, 511, 520 y 592 kilos.

Federico Pizarro (azul
marino y oro): Vuelta tras petición, ovación y ovación en el de regalo.

Juan José Padilla
(gris plomo y oro): Palmas y dos orejas.

Michelito Lagravere
(burdeos y oro): División y silencio.

Incidencias: El toro de regalo provocó tres
tumbos a los picadores, y en este ejemplar destacó con las banderillas el
aspirante César Domínguez, que saludó una ovación.