POR: IGNACIO RUBIO
Álvaro Lorenzo, Ginés Marín y Varea
era el plato fuerte del Alfarero de Oro 2015, una novillada que llevaba el
hierro de Fuente Ymbro. La plaza de «La Sagra” acogía una agradable entrada por
la presencia no sólo del hierro triunfador del pasado ciclo septembrino, sino
de Álvaro Lorenzo como Alfarero de Oro de las últimas ediciones.
En el primero Álvaro Lorenzo recogió ovación tras una faena donde
brilló con el capote en verónicas llenas de lentitud y mano baja. Fue el quite
soberbio por chicuelinas, ajustadísimas, y tras vara muy medida y la blandura
que evidenció el de Fuente Ymbro. Su faena tomó altos vuelos con la derecha en
series de mérito, pero quizá debió dar más tiempo al animal. Al natural dejó
dos series sin aspavientos en las que se dejó ver y el novillo hizo por él en ese momento sin consecuencias. Su final por
invertidos no caló en el tendido y el redondo por largo desentonó. Dejó dos
pinchazos saliéndose y estocada para escuchar palmas.
Ginés Marín tiene quietud
valor y clava las zapatillas de una vez. Se pasó tan cerca al novillo que los
murmullos en los tendidos fueron constantes. Anduvo variado con el capote en
ajustadas verónicas y una faena que, tras comienzo de toreo largo y remplazo,
pasó al centro de ruedo para pasarlo una y otra vez muy cerca de la taleguilla.
Quizá abusó en exceso. Cerró con escalofriantes bernardinas para fallar con
estrépito a espadas. Escuchó palmas recogidas desde el tercio.
Varea toreó al tercero
mucho y en cantidad, pero faltó emoción y los olés rotundos de Villaseca. Dejó
un comienzo genuflexo a la verónica, templado y firme valiente, pero gustó poco
el novillo por chico. Varea encontró más bien tarde el pitón izquierdo que era
el bueno en muchas series faltando emoción. Hizo de todo el joven, con un
cambio de mano eterno y los de pecho inconmensurables y un final sin ayuda muy
por bajo y de verdad que gustó. Se llevó el premio de la oreja por un volapié
arriba que fue suficiente.
Fue devuelto antirreglamentariamente el cuarto en mitad de la faena tras partirse un pitón. En su lugar salió un sobrero de El Ventorrillo. Se vacío como un azucarillo
el precioso animal del Ventorrillo y Álvaro Lorenzo quiso sacar agua de un pozo
sin fondo y seco. No podrá revalidar triunfo en Villaseca pues no tuvo
material. Lo puso todo el toledano resultando imposible su labor a pesar de los
compases de Manolete que sobraron. Dejó estocada caída y atravesada que
necesitó golpe de verduguillo. Mejor el novillero que el novillo. Hubo petición
infundada como concedida originando división en la plaza sin necesidad. Las
protestas subieron de tono en la vuelta.
Ginés Marín fue pura
emoción ante el segundo de su lote, con el que tuvo valor, quietud, excelentes
formas y calidad en el manejo de los trastos. Dejó un arrimón para recordar, de
esos que estremecen y gusta ver. Toreó con gusto con el percal por variado y
quitó aún con más gusto por gaoneras y tafalleras. Lo llevó en redondo lo que
se dejó el flojo con clase de Fuente Ymbro. Aprovechó el mayor largo viaje por
el izquierdo y terminó por luquesinas imposibles
ante el agotado bicho. Estuvo muy mal a espadas, escuchando dos avisos para dar
una vuelta al ruedo.
Varea se estiró en el sexto
a la verónica y quitó por las mismas con mucha lentitud. Tras una fuerte vara y
dos excelentes pares de Alfonso Carrasco que se desmonteró, el novillo se quedó
muy corto. Varea lo intentó por ambos pitones ante la adversidad del viento y
la poca clase del animal. Anduvo muy torero y lo puso en suerte entre las rayas
para recetar estocada entera caída.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de «La Sagra”,
Villaseca de la Sagra, Toledo. Segunda del Alfarero de Oro. Novillada con
picadores. Casi lleno.
Cinco novillos de Fuente Ymbro y uno como sobrero de El Ventorrillo en cuarto lugar.
Álvaro Lorenzo, ovación y oreja.
Ginés Marín, ovación y vuelta.
Varea, oreja y palmas.
FOTOGALERÍA: FOTOS DE TOROS