Tomás Rufo afronta este domingo en Casas Ibáñez una cita muy especial para él y para el toreo. Acude a un cartel en el que una localidad ha puesto toda su ilusión en recuperar el brillo que quedó en el recuerdo de sus abuelos.
Por las calles de la localidad se rememora la tarde del 69 en el que Los Guerrilleros, Benítez y Palomo, demostraron el poder arrollador del toreo con independencia de la categoría oficial de un coso, la categoría la da el festejo.
Anunciar a El Juli, José María Manzanares y a Tomás Rufo ha hecho que aquella tarde sea vista no con añoranza y sí con el deseo de ser partícipe de algo que podrá recordarse mucho tiempo.
En la idea necesaria de que los pueblos vuelvan a la primera fila para recuperar la afición, citas cómo ésta son una parada obligada para el aficionado.
Tomás Rufo, cerca de cumplir un año de alternativa, se ha ganado a base de triunfos el poder ser parte de una cita con la historia. Ligar en el recuerdo tu nombre al de Palomo o Manuel Benítez es algo realmente ilusionante y el de Pepino tiene en su mano seguir dejando huella escribiendo su propia historia.
No es un festejo más, es un paso adelante en la carrera del espada y en su camino el reto de dejar una huella que le una a nombres que son historia de la tauromaquia.
El camino de Tomás Rufo se está escribiendo cada día y en la exigencia de quién quiere ser figura. El ayudar a levantar plazas y construir recuerdos para el aficionado es un paso más.