Andrés Roca Rey ha recibido esta misma mañana el alta tras pasar la noche en el Hospital IMQ Zorrotzaurre donde le realizaron varios TAC para descartar lesiones óseas importantes después de la cogida de ayer en Bilbao.
Tras los resultados del estudio radiológico se observan policontusiones craneo faciales, contusiones en la parrilla dorsal costal y tendinopatia en rodilla derecha. Se descartan lesiones óseas en columna vertebral y queda pendiente nuevo estudio IC con traumatología para valoración.
A tenor de los resultados, los facultativos recomiendan reposo físico absoluto y evitar cualquier movimiento brusco y actividad física intensa debido al fuerte impacto en la zona dorsal y la rodilla derecha imposibilitando así su comparecencia hoy en el coso de Bilbao y quedando pendiente de nueva valoración para conocer su evolución.
Así narramos la heroica actuación de Roca Rey este jueves en Vista alegre
Al tercero lo devolvió Matías por estar dañado de la mano derecha y en su lugar saltó un sobrero con el mismo hierro, un auténtico tío de 630 kilos de peso que pasó tres veces por el caballo de Sergio Molina. Con mucha exposición dejó un par Viruta, que fue obligado a saludar. Eléctrico fue el inicio de faena del peruano, por estatutarios, quedándose muy quieto, con las zapatillas clavadas en el oscuro albero del Botxo. Lo toreó ligando los muletazos y exigiendo por abajo en las primeras tandas por las derecha, a las que respondió el animal con motor. Cuando cambió al izquierdo, fue otro el astado, muy brusco en las telas y pegando tornillazos. Se puso el peruano con él en cercanías, quedándose en el sitio y tragando tela ante un encastado animal que desarrolló genio en las telas de Roca Rey. Terminó con él en cercanías y cerró el trasteo con unas arriesgadas manoletinas en las que el toro lo prendió bruscamente cuando lo citaba para pasárselo por detrás en una horrible cogida, que encogió y enmudeció a Vistalegre. Se repuso y volvió a la cara del toro para enjaretarle las manoletinas de cierre. Se tiró para cobrar una estocada arriba y poner a todo el público de acuerdo y pasó después a la enfermería.
Contra todo pronóstico y contra la razón, como si de un superhéroe se tratara y cuando ya nadie esperaba el milagro y Julián se preparaba para estoquear al animal, salió Roca Rey a matar al sexto. Y se lo agradeció un Botxo totalmente entregado que coreó su nombre, como se corea solo el nombre de los más grandes. Mermado, infiltrado y con aparentes signos de dolor, se puso delante a saludar al sexto, y le recetó cuatro verónicas muy templadas y despaciosas, en las que el animal rompió hacia adelante. Un buen puyazo le dejó José Manuel Quinta y un grandísimo par clavó Andrés Revuelta, que escuchó una ovación de gala. Quiso empezar rodilla en tierra un Andrés Roca Rey que se dolía cuando apoyaba la pierna derecha. Se lo pasó por la espalda rodilla en tierra e hizo hilo por él el animal, apareciendo de manera providencial Paco Algaba para hacerle un quite que fue milagroso. Se puso en el centro del anillo para pasárselo por la espalda y ponerse a torear después por el derecho, en dos tandas que tuvieron el temple y el mando marca de la casa. Un gran susto se llevó a mitad de faena cuando lo volvió a derribar el toro, quedando el peruano en el suelo y viviéndose momentos de gran tensión. Continuó Roca Rey la faena por el pitón derecho ante un animal que iba a menos, dándole tiempos y aplicando distancias, y dejando ver la merma física de la enorme paliza que le había dado el tercero, que le dejó un politraumatismo y una rotura fibrilar de 3 centímetros. Fue una faena para no pestañear, de las que se recordarán con el paso de los años por su épica y heroicidad. Se fue a por la espada con la plaza a sus pies y cobró un estocadón hasta la bola que fue uno de los mejores de toda la feria y con el que el animal rodó sin puntilla. Matías concedió las dos orejas del tirón.