Una
corrida de toros de Adolfo Martín hacía la penúltima de la Feria de Begoña de
Gijón y en ésta hacía Miguel Ángel Perera el paseíllo tal y como varios meses
antes había anunciado. Junto a él, paseaban Fernando Robleño y José Garrido.
Serio era el primero de Adolfo, musculado, badanudo y con remate, y debió Robleño lidiarlo hasta los medios para rematar allí con una media, siempre a favor del toro. Trasero cayó el puyazo en el primer encuentro y aun hubo un picotazo más. Embistió por dentro a diestras en el comienzo con la muleta y hubo que buscarle el sitio en las rayas del tercio. Con la distancia justa para que acudiese sin gazapear, con la altura justa para que no se aburriese, con el temple perfecto para que le diese todo el recorrido de que era capaz el animal, que fue serio en su embestida porque nunca fue completamente metido. Le confió un Robleño tremendamente preciso en toques y embarques que lo reventó de un espadazo para pasear una oreja.
Con una docena de verónicas de perfecto encaje saludó Perera la humillación de viaje corto y buen ritmo del segundo, más bajo, más corto, más estrecho en la sien y más franco en la embestida. Abajo se fue tras el jaco para que lo midiesen mucho en el peto. Sensacional fue el quite por delantales de mano baja de Perera, templando cadencioso la entregada humillación del cárdeno. Pero ya en banderillas le recortó el viaje a Joselito Gutiérrez en la brega. Empujó con sapiencia el extremeño al animal en el inicio de doblones con la muleta, preciso en los toques y sin permitir un enganchón. Todo fue por abajo, todo acariciando con imposición, templando trazos para hacerlos largos, sacando la muleta por debajo de la pala desde el cite de panza metida en el morro. Enorme Perera para pulsear la intención una vez que se afligió el de Adolfo, que tuvo fondo y embestidas buenas. Una estocada corta y defectuosa tras un pinchazo fue el borrón en una gran obra. Ovación tras aviso.
Al tercero le sopló Garrido un manojo de verónicas de increíble ajuste con las que vibró la plaza. Empujó el toro con brío en el caballo en un solo puyazo. Muy encajado Garrido desde el inicio, donde ya le dijo el de Adolfo que no tenía viaje largo. Supo cogerle la distancia y tuvo paciencia para tragar reposición, que no derivaba en remontada porque no tenia poder el animal. Y terminó metiéndolo en el saco con una serie diestra de lento diapasón y muleta con alma. Rompió Gijón con él, aunque no tuviese el de Adolfo para mucho más. Muy torero fue el final de doblones, que precedió a una estocada efectiva para pasear una oreja.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza
de toros de El Bibio. Penúltima de la Feria de Begoña. Corrida de toros.
Seis
toros de Adolfo Martín, humillado y de embestida seria el primero, con humillado fondo el buen segundo, medidor y de corto viaje el tercero, zorrón, mirón y desempleado el exigente cuarto, informal y sin entrega el gazapón quinto, de gran pitón izquierdo el sexto,
Fernando Robleño, oreja y oreja.
Miguel Ángel Perera, ovación y oreja.
José Garrido, oreja y oreja.
FOTOGALERÍA: EMILIO MÉNDEZ