Conmocionado por la muerte de Javier Marías ( el mejor escritor español de las últimas décadas, ha dicho de él Eduardo Mendoza) me siento ante el televisor para ver la corrida de Dax, en su feria «Toros y Salsa«.
Solo una vez he estado en Dax, hace unos años y con los toros por motivo. A sólo una hora de Irún, Dax, bañada por el río Adour y con sus aguas termales y correspondientes balnearios como atractivo turístico, tiene una larga tradición taurina basada en su feria de agosto y , más recientemente, la feria » Toros y Salsa», por las que han pasado y siguen pasando las figuras del toreo y también esos toreros españoles que encuentran en la Francia taurina las oportunidades que aquí se les niega o que ellos mismos se cierran.
Caso, por ejemplo, de Daniel Luque.
Jorge Semprún, escritor y militante comunista, que sobrevivió a Auschwitz, vivió el exilio español y fue ministro de cultura con Felipe González, viviendo aún en París preguntó a una de sus nietas adolescentes qué premio quería por haber aprobado bachillerato: ir a la Feria de Dax, fue la respuesta. Y a Dax se fueron.
En Francia los toros se ven y viven » a la francesa» , que es una forma de hacerlo distinta a la española, diría que más » intelectual» , menos pasional o por herencia recibida. Pero cuando se entregan lo hacen con armas y bagages. En Dax como en Arles, en Bayonne como en Nimes, en Mont de Marsan como en Beziers, en Vic ( tan torista) como en Istres...y así por toda su geografía taurina, de oeste a este.
Tal que hoy en Dax.
Una corrida de Puerto San Lorenzo con muchos matices, buenos y no tanto, y tres toreros que, a quien esto escribe, le han hecho olvidar durante dos horas y media la desazón, que ahora vuelve, por la muerte de Marías.
Morante tirando de arrestos para conducir embestidas, las del cuarto, inciertas y, al conseguirlo, esculpir muletazos y salidas airosas de las suertes; Daniel Luque , en el quinto, enlo- u- queciendo al público y Jusn Ortega, pura armonía, pura gracia senequista.
Una tarde de toros en Dax que, a vista de tele, ha sido una delicia.
En Francia al torero se le trata con un respeto reverencial ( lo que no impide, al contrario, la crítica) conscientes de su dimensión de héroe. Y preservan , cuidan y potencian la tauromaquia allá donde tiene arraigo, sin distinción de credo político ( el alcalde comunista de Arles en legislaturas recientes es un ejemplo).
Y vuelvo a Javier Marías quien en un artículo titulado » Los exterminadores de toros » en El País Semanal a principios de 2010 y en pleno debate sobre la prohibición taurina catalanas escribía:
« En la prohibición taurina catalana sólo veo un afán más de prohibir aquello con lo que no se está de acuerdo, una muestra más del espíritu dictatorial y franquista que continúa anegándonos y envenenándonos»
! Va por usted, Javier Marías!