La
Plaza México abría temporada con un cartel interesante en cuanto a tres
novilleros punteros en el país Diego Emilio, Antonio Mendoza y Carlos
Casanueva. Paseaban ante un encierro de Villa Carmela.
Fue el
primero de Villa Carmela un novillo con el que cantó la gallina en el ecuador
muleteril. Lo intentó en todo momento Diego Emilio, andándole hacia atrás por
su complicado tranco inicial. El astado fue cuidado en varas, y el novillero
fue comprendiendo que debía ser todo voluntad ante la condición mansa del
cárdeno. Fue una faena de voluntad en la que destacaron derechazos con más
ilusión que pulcritud. Las manoletinas finales ayudaron a la petición, al igual
que el estoconazo hasta la bola. Finalmente el juez de plaza la concedió con
disparidad de opiniones.
Tuvo
vibración y gusto el inicio veroniquil de Antonio Mendoza al segundo novillo,
con el mismo hierro, al que le recetó media docena de erguidas verónicas para
rematar con una limpia revolera. Acercó el animal al caballo por un gallero
antes de dejar a «Farolero» un quite por gaoneras con la planta
hierática, algo que caló pronto en los tendidos. Ya muleta en mano, tuvo el
error de comenzar por alto, y a partir de ese momento se le vino a menos un
novillo rabioso al que finalmente pinchó, enfriándose todo.
El
tercero fue un novillo de tranco informal con el que el novillero Carlos
Casanueva pecó de falta de rodaje. Se las vio y se las deseó ante el astado de
Villa Carmela en el inicio muleteril, cobrando una fortísima voltereta al
iniciar faena de rodillas en el centro del anillo. A partir de ese momento se
le empezaron a complicar las cosas al joven, que no sabía por dónde meter mano
a un novillo encastado y con un punto de fiereza. Con la espada pasó
Casanueva las de Caín porque, para más inri, se levantó un vendaval y el astado
no caía. Todo ello entre los pitos del
respetable, sonando finalmente tres avisos que llevaron el novillo al corral.
El
cuarto, para Diego Emilio, fue un novillo con el que no pudo lucirse por lo
complicado de su condición. El astado tuvo un tranco rebrincado de salida y
reservón a partir del caballo y el tercio de banderillas. Diego Emilio, firme
desde el brindis al respetable, no pudo lucirse en el inicio muleteril en el
tercio porque siempre escondía la cara después del muletazo para buscar el
cuerpo del joven. Una prenda de novillo fue el de Villa Carmela, con el que
tuvo que tirar de raza Diego para sonsacarle muletazos en la corta distancia
todos epilogados con enganchones que deslucieron el trasteo. Ya espada en mano
y después de intentarlo por naturales al hilo de las tablas, el azteca dejó varios
pinchazos. Pitos al novillero.
Otra
prenda fue el quinto, un novillo con el que Antonio Mendoza no pudo licirse por la embestida
cortísima que tenía en su tranco. Además, ya desde el inicio hacía extraños un
animal que no se entregó de verdad en ningún momento. El novillero, muleta en
mano, intentó sonsacarle muletazos en la corta distancia justo cuando comenzó a
llover, por lo que se le contrariaron las circunstancias. Pinchó en reiteradas
ocasiones en una faena larga, dejando finalmente una media en todo lo alto que
hizo efecto.
De
rodillas en la puerta de chiqueros recibió Carlos Casanueva al sexto,
propinándole también en el recibo capoteril hasta tres largas cambiadas de
rodillas y tres verónicas con más voluntad que estética rematadas con una
revolera. Lo cuidó en varas y en la
lidia su subalterno para que posteriormente fuera sacando el animalaco el mismo
comportamiento que sus hermanos. La frialdad y el corto recorrido marcó el son
de una faena en la que expuso con voluntad Casanueva pero sacando a la luz su
inexperiencia evidente. Fue dejando muletazos aislados de buen trazo pero faltos
de despaciosidad y templanza, algo que marcó una faena esforzada pero sin fruto
final. Lo mejor, la estocada efectiva.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza
de toros Monumental de México. Primera de la Temporada Chica. Novillada con
picadores. Un cuarto de plaza.
Seis
novillos de Villa Carmela.
Diego Emilio, oreja y pitos.
Antonio Mendoza, silencio y silencio.
Carlos Casanueva, pitos tras tres avisos y palmas.
FOTO: MANOLO BRIONES