Tras más de 26 años en el escalafón de los banderilleros, el toledano José Antonio Carretero se va, y decide hacerlo por propia iniciativa. Dos años después de su operación de vértebras, está plenamente recuperado, de ahí que su adiós tenga que ver más con cerrar un capítulo de su vida que con una lesión que le obliga a ello.
Esa trayectoria, después de nueve temporadas como matador de toros -alternativa en Madrid en 1996- se ha alargado otras 26 más en las filas de plata, a las órdenes de toreros consagrados como otros que estaban en camino de ser alguien en el toreo. Nombre como los de Manuel Caballero, Julián López ‘El Juli’ o José Antonio Morante de la Puebla han sido fundamentales en su carrera.
Dice adiós en Sevilla, una de las plazas de su vida, lo hará a las órdenes de uno de los toreros con mayor proyección del momento, un Tomás Rufo que el pasado mes de mayo descerrajó la Puerta del Príncipe de Sevilla. Lo hace sin buscar los grandes focos ni el aplauso fácil, quiere irse en torero, como se hizo siempre.
Su primera actuación estelar como banderillero tuvo lugar en la goyesca del 2 de mayo de 1996 en Madrid cuando José Miguel Arroyo ‘Joselito’ apostó por él en su encerrona venteña. De ahí en adelante vinieron muchas corridas más, esas que le curtieron y le ayudaron a convertirse en uno de los hombres de plata más reconocidos.
Con más de 1000 corridas a sus espaldas, José Antonio dice adiós a los ruedos, lo hará en silencio “sin alardes y sin corte de coleta”, tal y como ha confesado. Carretero ha podido retirarse cuándo y dónde ha querido después de superar el problema vertebral que estuvo a punto de precipitar su retirada, un torero que nuca se dejó ganar la pelea y que ahora tras abandonar los ruedos seguirá muy ligado a este en el campo del apoderamiento.
El cartel de su despedida tendrá un sabor especial, por la plaza, la fecha y los toreros que la componen, sin duda, pese a declarar que lo quiere hacer en silencio se merece las mayores de las ovaciones de una plaza que si se caracteriza por algo es por reconocer a aquellos que ayudaron a engrandecerla.