Esta tarde me quedo con la disposición de los tres toreros, tres hambrientos de triunfo que salieron a darlo todo para conseguir impulsar cada una de sus carreras. Lo mejor, los numerosos episodios de quites, remates, desplantes… con los que quisieron comerse el mundo.
La tarde se la acabó llevando López Simón, abriendo la Puerta Grande tras dos actuaciones de máxima firmeza y verdad. Lo peor, como viene siendo habitual, los pitos y gritos sueltos de ciertos individuos que necesitan clases urgentes de respeto. Confunden estar en la plaza más importante del mundo con una taberna de borrachos. Confunden ser exigente con ser un chuflón. Es repugnante escuchar pitos cuando un torero se está jugando su vida, condicionando a 17.000 personas a salirse de la faena.
EL APUNTE DE JUAN
Tres hambrientos
domingo 24 mayo, 2015
Tres hambrientos de triunfo que salieron a darlo todo para conseguir impulsar cada una de sus carreras