Luis
Carlos Aranda es ese torero añejo que sabe la importancia que puede y debe
ofrecer a un presente pobre en personajes con el tinte torero en su sien. Lo
sabe y lo ejecuta Luis Carlos. Así lo hizo esta tarde en
Madrid el día de su torero. Fue en el quinto de la tarde cuando, ante una
auténtica papeleta en banderillas, Aranda se rompió ante un astado que hacía
hilo y no se lo ponía nada fácil a los de plata. Tuvo el arrebato de quedarse
en los medios, con el toro emplazado, y saberse dominador de aquella
circunstancia antes de que se le arrancara el astado desde el mismo centro del
anillo. Grande anduvo el subalterno en
dos pares que ovacionó Madrid. Antes, con ese quinto, se justificó en varas
Héctor Piña.
Fue la del primero la lidia excelsa que todo torero sueña, pero con un
toro bronco que se quedaba corto y embestía a trancos brutos. Supo Luis Carlos
embarcar la embestida de un astado que requería lidia perfecta para que el
Moreno posteriormente tuviera jugo en su muleta. Y así lo hizo el burgalés:
lidia medida y colocación perfecta. Recibió un puyazo largo de Francisco José
Quinta empotrando al jaco contra el olivo durante varios segundos. Fue
aplaudido el picador. Con los palitroques, anduvieron fáciles David Adalid y
Pascual Mellinas.
Las circunstancias, desgraciadamente, llevaron al hule a dos toreros hoy
en Las Ventas: Ángel Teruel en el segundo y Alberto López Simón tras la muerte
del cuarto. Lógicamente se vieron modificadas las actuaciones argénteas en
cuanto a distribución de lidias. Con el segundo, la cuadrilla de Teruel estuvo
marcada por los destacados puyazos de Luis Alberto Parrón a aquel toro de
Montealto, especialmente dejando una segunda vara efectiva y en buen sitio con
el toro arrancándose desde el mismo centro del anillo en una imagen para el
recuerdo. Fernando Téllez y José María Tejero salvaron, minutos después, un
tercio marcado por las apreturas del animal. Con el sexto, José Luis Carmona
pasó apuros en el primer par, algo que condicionaría el comportamiento del toro
para el siguiente palitroque, con el que Tejero debió saltar las tablas por el
hilo del astado. Dejó en este Juan Francisco Romero dos palos limpios.
Tercero y cuarto se encargaron de lidiarlos los hombres de López Simón
por la cogida del torero en el primer oponente de su lote. Un gran puyazo dejó
El Legionario en el tercero, gustándose y obedeciendo las indicaciones de su
jefe de filas en todo momento. Con César del Puerto en la lidia, Vicente Osuna
se justificó mientras que David Peinado sólo pudo dejar un palo y recibir un
gran quite de Pascual Mellinas, subalterno de Morenito de Aranda, debido a que
el toro le hizo hilo. En el siguiente
astado, Ángel Rivas fue el mejor preludio para la segunda oreja de López Simón.
FOTOS: PALOMA AGUILAR