Los dos caminos
» La vida y Dios nos dan la oportunidad de marcar el camino que queramos seguir. Hay caminos más fáciles, más seguros, pero también, menos apasionantes. Paralelo a éste, hay otro camino más arriesgado, más peligroso, pero sin duda, más gratificante.
Cuando hace tres años, un tarde iba saliendo de la Plaza de la Maestranza y leí el azulejo que homenajeaba a mi abuelo Eduardo, caí en la cuenta que en el año 2015, se cumplía el 75 aniversario lidiando de forma consecutiva en la Plaza de toros de Sevilla.
Y en este momento se presentaban ante mi dos posibles caminos. Mirar hacia otro lado y así evitar el compromiso. O aceptar mi destino como torero, con la ganadería de mi familia. Como ustedes comprenderán, decidí escoger el segundo. Ese año, 2015, Dios mediante, yo estaría anunciado en la corrida de Miura.
A partir de ese día, cada vez que iba a Zahariche, se me venían mis recuerdos de la infancia y me veía de pequeño, cuando jugaba a ser torero. Recordaba, también, a mi abuelo Eduardo, en los paseos a caballo que compartíamos, y a mis tíos, Antonio y Eduardo, en su labor y entrega diaria por mantener la ganadería tal y como la habían heredado de sus antepasados. Todas estas emociones, me fueron ratificando en el hecho de que había elegido el camino adecuado.
Desde el momento que se hizo pública mi decisión, no me ha faltado el apoyo de mi familia, de mis amigos, profesionales del toro, y aficionados de todo el mundo. A todos ellos, y a la empresa Pagés, quisiera darles las gracias.
Y a ti, querido aficionado, me gustaría que vivieras la tarde del 26 de Abril con la misma ilusión que un torero de Sevilla que ha sentido la llamada de la sangre».
Eduardo Dávila Miura