Afines en cartelería, pero en esta ocasión la balanza se inclinó para
el hispalense Antonio Nazaré. Sus
compañeros Arturo Saldívary Javier Jiménez no tocaron pelo
y todos pecharon con una seria y buena corrida de Fuente Ymbro. Buen ambiente en el Baratillo aunque cortito de
público. Cuatro toros con claras posibilidades. El primero tuvo un solo pitón, el
derecho y el sexto, buena condición pero duró poco y todos, magníficamente
presentados.
Que la suerte hay que buscarla
es un dicho muy común entre los mortales. Suerte tantas veces pronunciada y
deseada en el mundo del toro. Esa misma suerte que a veces es esquiva a los
méritos que un torero ha desarrollado en el ruedo. Por ejemplo, Jiménez, no tuvo suerte al estoquear al
tercero, la espada no quiso entrar después de una meritoria faena. Saldivar tuvo la suerte en la mano y la
dejó escapar. Dos toros distintos, ambos con opciones, pero no tuvieron la
suerte de entenderse con su matador. Quién la buscó, le sorprendió y la
encontró fue Antonio Nazaré. Le sorprendió al no salir herido de la
tremenda voltereta que sufrió en el primero y la buscó en el interior del bravo
cuarto ‘Turulato’ encontrando recompensa
a modo de embestidas exigentes y francas. ¡Vaya que si la buscó!
Lo concibió toreando con el
pecho al frente, con las muñecas sueltas, con la cintura rota y el corazón en
todos los muletazos de una gran obra al cuarto. Antonio Nazaré hambriento de triunfo en su interior nunca se aturrulló para conseguirlo.
Todo lo contario, se mostró tranquilo y convenció su actitud. Torero que marca
diferencias en su particular escalafón, puesto que sabe torear muy bien. Así lo
demostró una vez más en Sevilla triunfando, lo que debe servir para abrir
puertas empresariales.
Nazarérecibió al primero, un toro con un punto andarín, por etéreas verónicas antes
de que José Antonio Flor le recetara
dos varas suaves. Después de un quite por chicuelinas de Nazaré, entró Saldívarpor delantales para dejar una revolera en la que el viento molestó un punto.
Tras un eficaz tercio de banderillas y el brindis de Antonio a su banderillero Joselito
Ballesteros, encontró el sitio por el pitón derecho. Nazaré sin probaturas se puso directamente a torear. Pronto y en
mano. Sin apretar al toro en ningún momento, el hispalense fue hilvanando una
faena llena de detalles pero sin demasiado calado. Lo desarmó en el ecuador
muleteril antes de probar el toro por la mano izquierda. Fue por ese lado, por
el que se quedaba más corto. Nazaré sufrió
una tremenda y fea voltereta. Voló la cornada sobre su delgado cuerpo. Se
refrescó y fue de nuevo a la cara del toro, más en corto, ante un toro sin
clase pero que se movía pegajoso. Insistió sobre el derecho sin lucimiento,
metido entre los pitones. Epilogó por manoletinas antes de dejar una estocada
hasta los gavilanes, con el toro parado. Todo lo hizo el diestro. El cuarto, tuvorepetición, clase y templanza. Un
gran toro de Fuente Ymbro que le
permitió disfrutar y gozar el toreo en Sevilla. Salió algo blandito pero más
bien, era su gran entrega en la embestida la que le hizo meter las pezuñas para
dentro. Buen ramillete de verónicas le recetó en el inicio de la lidia, para
que después entrara Arturo Saldívaren un quite por gaoneras tan soso en su interpretación que no dijo nada. Cuando
tomó la muleta y brindó al respetable, la faena no perdió el diapasón por el
pitón derecho, por el que se gustó mucho bajándole la mano, rompiéndose e
hilando muletazos caros. Una delicia ver como Antonio engarzaba muletazos en series largas, de corazón y firmeza,
y de mucho gusto. Calidad en la franela, igual, que en la embestida de su
segundo. Al natural debía perderle pasos, pero dejó grandes momentos también.
Por ahí, le sopló varios de mucha hondura y gran recorrido. Se rompió tirando
hacia atrás para llevarlo muy largo. Faena completa, nada de medias tintas y de
nivel altísimo ante un toro que descubre a malos toreros. Pero no fue el caso,
porque Antonio Nazaré lo es, y muy
bueno.
El
otro sevillano, no bajo su crédito. Javiersin triunfar estuvo fresco, decidido mostrando sus armas. Raza y aptitud. El
tercero no tenía nada que ver en cuanto a fisionomía con sus hermanos, era más
fino en carnes, pero tenía una cara seria. Desde el principio estuvo Jiménez en torero, gustándose, y sobre
todo tras brindar desde el centro del anillo y en la primera tanda por el pitón
derecho. Se quedó en el sitio en todo momento el de Espartinas, para seguir a diestras y rompiéndose por naturales. Dos
enganchones hicieron que cesara la música, que tocaba los sones de ‘Cielo
Andaluz’. Javier estaba acariciando
la oreja por firmeza y disposición. Nunca dio un paso atrás en su planteamiento
de correr la mano con poderío y afianzar su capacidad. Se fajó con el toro pero
hubo demasiados enganchones que deslucieron un poco su buen quehacer. En el
epílogo muleteril, lo intentó en cercanías, al natural. El apéndice estaba
prácticamente en el bolsillo pero la espada no fue su suerte. Javier Jiménez se topó con un sexto que
tenía matices positivos, pues humillaba y tenía clase en los primeros compases
de la faena. Antes, lo recibió por verónicas. Tras brindar al subalterno Isaac Galvín, comenzó a torear por
derechazos a un toro que emprendió a mostrar peor tranco a partir de la tercera
tanda. Javier no quiso probaturas y
se puso en el sitio. Le ayudó al toro en todo lo que pudo pero aquello careció
de la necesaria transmisión. El pupilo de Ricardo
Gallardo se quedaba cortito, por lo que el torero acortó también faena. Fue
silenciado. En todo caso y en ambos toros seria actuación del espartinero.
El
mexicano Arturo Saldívar no pudo
recibir por verónicas al segundo, que se emplazó y debió salir a buscarlo más
allá de la segunda raya. Tras dos varas medidas de Óscar Bernal hizo hilo en banderillas, sacando su instinto mirón.
No iba metido en la muleta de Saldívar después
de que éste brindara al respetable. No iba, porque no mandaba en el embroque.
Tenía su punto de casta el de Ricardo
Gallardo, para que Arturo lo
intentara por el derecho en las tres primeras tandas. Exigente el Fuente Ymbro que pedía mando pero
encontró dudas. Ese punto de dificultad no lo abandonó durante todo el trasteo
que le planteó el mexicano, que acortó distancias a partir de la mitad de la
faena. Dejó una estocada defectuosa que hizo efecto. A portagayola –con más
corazón que cabeza- se fue Arturo
Saldívar para recibir al quinto de la tarde, un toro que casi lo arrolla en
la misma raya del tercio para luego recetarle otra larga en el tercio. Insulso
pasaje con el percal. Le faltaba fuerza en varas al de Gallardo. Tras brindar el toro a un particular, Saldívar cuidó muy mucho la embestida pastueña
del toro. Hubo protestas al astado en su lidia y nadie las repitió en el último
tercio. Arturo se justificó por
ambos lados. Toreó en cercanías antes de volcarse en una estocada en lo alto.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de La Maestranza. Segunda de la Feria de Abril. Media entrada.
Seis toros de Fuente Ymbro, bien presentados, serios y con cuajo. Destacó, por su bravura y su clase, el cuarto. Con nobleza en general y un punto febles en la fuerza.
Antonio Nazaré (marino y oro), ovación y oreja.
Arturo Saldívar (malva y oro), silencio y silencio.
Javier Jiménez (verde limón y oro), ovación y silencio.
FOTOGALERÍA: PAGÉS-ARJONA