Corrida de toros de excelentes‘jechuras’ sin estridencias, seria pero torera, como gusta por estos lares,
aunque le faltó un puntito más de raza.
Al final, los reaños del hidrocálido
y el buen fondo que sacó ‘Muñeco’–cuarto de la tarde- se llevaron el gato al agua. Por cierto, agua en cantidad
cayó del cielo sobre el Baratillo en los dos primeros toros. También es
destacable, sin suerte alguna en el lote, la entregada y enrazada actitud del
sevillano Esaú Fernández. Lo dio
todo y recibió muy poco. Por su parte Oliva
Soto, que hizo un esfuerzo anímico por el fallecimiento de su abuelo, se
topó con dos toros muy dispares.
El triunfo llegó en el ecuador de la
tarde. El cielo continuaba gris, pero a esas alturas sin lluvia. Joselito abrió las nubes para que
entrara en sol directamente al corazón de la Maestranza. Cual Moisés del toreo
apartó los caminos para encontrar el buen fondo del cuarto. Un toro de teclas,
que durante su lidia tiraba la mirada al cielo como si esperara la lluvia y
otras para alcanzar las nubes. Adamecuidó muy mucho la embestida del cuarto en el recibo a la verónica. Sutil con
el capote y sin apreturas, las mismas que en pulcro tercio de varas que
cumplimentó ese obligado pasaje.Joselito consciente de la importancia de su oponente apostó por tragar
poniendo sobre el albero su gran capacidad. La tomó irregular en las dos
primeras tandas por el pitón derecho, eso sí, con transmisión y prontitud. Tuvo
son la inicial con la zurda y más jaleada la siguiente donde aguantó inmóvil
una duda en el embroque que hizo bajar al toro una cuarta. Ahí, punto de
inflexión de la meritoria faena y conexión con los tendidos. Se entregó el de Cayetano para servicio de su matador. Volvió
a coger la mano izquierda para sellar otra gran tanda que hizo sonar el
pasodoble sin dejar nunca que su astado enganchara la muleta. Hubo caricia,
despaciosidad y una trinchera con solera de marisma cálida. Adame imprimía
estética a todos sus muletazos incluidos los martinetes que abrochaban las
series. El epílogo por naturales a pies juntos,
recordaron a la dinastía de Barrio de San Bernardo antes de dejar una buena
estocada. Descabello y oreja al buen gusto. Apéndice que paseo hasta el final
de la vuelta al ruedo.
El abreplaza
a un toro justo de fuerzas, se pegó un balancín. Tras dos varas ligeras, Oliva
Soto hizo su correspondiente quite por verónicas arrebatadas y graciosa cordobesa.Adame replicó por gaoneras. Tras un
inicio suave con muletazos rodilla en tierra, tiró la toalla el toro en la
primera tanda del mexicano por el pitón
derecho. Antes, lo había señalado en el quite de Soto. Desistió pronto, pues se rajó el de Muñoz.
Sin suerte, Esaú Fernández. Se entregó totalmente pero resultó estéril su
esfuerzo. El tercero, un melocotón precioso, al que le faltaba emoción ya de
salida, fue recibido por Fernández en
el centro del anillo con un farol de rodillas tras irse a portagayola pero no
hacer caso el toro. Directo el toro para el tendido doce. Pasó del camero que
se quedó de hinojos un buen ratito. Un toreo mucho más sólido presentó el
torero sevillano en la faena de muleta que brindó a El Cid, ante un toro desplomado, pero arrimándose a los pitones
desde el primer momento y acortando distancias. Planteamiento impoluto en
terrenos y formas. Esaú soltó su
prodigiosa y templada muñeca para enjaretar algunos naturales de gran limpieza
y belleza. Nada se guardó el joven diestro ante el primero de su lote. Por cierto, mimado en varas al
máximo. Mató de estocada baja. De nuevo se fue a portagayola Esaú Fernández en el sexto, y este sí
que pudo recibirlo en la misma raya del tercio con una larga cambiada. Verónicas
muy apretadas y vencidas por el izquierdo pero jugando los brazos con
solvencia. Esfuerzo y otra vez, escasa recompensa puesto que el toro comenzó a
cantar sus limitaciones de raza. En el
inicio muleteril se gustó Esaú, pero
se vino a menos el toro por momentos. Echó el freno. De nuevo lo intentó en
cercanías, pero fue imposible. Lo pasaportó con facilidad con los aceros. Sin
duda el peor lote.
Oliva Soto no lo tuvo de cara tampoco. Mentiroso en varas e incierto el segundo,
con una embestida corta que le hacía quedarse en las zapatillas de Oliva Soto. Se revolvía pronto por el
pitón derecho. Después a menos y muy a abajo el de Cayetano Muñoz por ambos pitones. Toro con muchas dificultades y
sin nada de clase, al que le faltó emoción y le sobró soltar tanto la cara. Soto tiró de oficio y anduvo espeso con
la espada. Lo brindó al cielo, ¡va por ti abuelo!. El quinto fue otro cantar. Lo
recibió con verónicas muy personales que enaltecieron los aficionados. Tres
medias con gracia agitanada que conectaron con facilidad en los tendidos
maestrantes. Oliva Soto, tras
brindar a sus primos, comenzó por alto su faena.Sacó sentido el quinto de la tarde, un toro que prendió a Oliva en el remate de la primera tanda
con la diestra. Arranque muleteril vibrante, algo trabado, pero con sabor. Abrió
hueco Soto y el toro aprovecho el
espacio para aprender por donde no tenía que ir. No obedeció al toque y se
orientó buscando a Alfonso. El
astado embestía en línea y Olivaestaba en su camino periférico.Le cogió la mano izquierda y también hizo presa
del sevillano, buscando al camero en el suelo. Angustias y fatiga con el
matador debajo del toro. Gracias a Dios, ná para lo que pudo ser. Tuvieron
enjundia algunos detalles, pero no logró levantar su tarde.La espada no
fue su mejor aliada.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de La Maestranza. Primera de la Feria de Abril. Un tercio de entrada.
Seis toros de Cayetano Muñoz, bien presentados y desiguales de juego.
Joselito Adame (negro y oro), silencio y oreja.
Oliva Soto (turquesa y azabache), silencio y silencio.
Esaú Fernández (marino y oro), ovación y silencio.
Se desmonteraron tras banderillear Alcalareño y Curro Robles.