El toro bravo es un animal intuitivo e impredecible. Por mucho que haya reses que se hayan criado a biberón, nunca perderán esa bravura que les hace arremeter cuando menos lo espera un ser humano. Esta raza, además, necesita lugares grandes para convivir con sus hermanos, y si le acotas su espacio, tiende a ponerse agresiva. Y para muestra, el siguiente vídeo que protagoniza Miriam Martín, hija del célebre ganadero Victorino Martín.
No nos puede engañar esa nobleza y aparente calma con la que un astado bravo vive en el campo: el toro, como especie jerárquica, busca el liderazgo de la manada y cualquier otro animal que entre en su cercado puede alterar esa convivencia. Según su manejo y el encaste de las reses, su compartimento será de mayor nobleza o más arisco.
En el siguiente vídeo, grabado por la hija del mítico ganadero Victorino Martín, Miriam -conocedora de cómo viven y conviven los animales bravos- se adentra en un cercado pequeño con un animal bravo, algo que entraña su riesgo. En este caso, pese a la seriedad, es un animal con riesgo menor al estar junto a dos domadores especializados, los cuales son respetados por los animales.
«Estamos aquí de la mano de domadores especializados en Beas de Segura«, comienza explicando la ganadera en la descripción del vídeo, que realiza en tierras jiennenses. «Son ganaderos mágicos, Los Murcianos, que mantienen esta tradición en este lugar, arriesgando sus vidas. Son animales bravos que a ellos los respetan, pero arremeten, embisten contra los demás y se demuestra en las fiestas. ¡Impresionante! ¡Un tesoro!», añade la hija de Victorino Martín en las redes sociales de la ganadería.
La hija de Victorino Martín corre un serio peligro
Miriam Martín corrió un serio riesgo pese a la presencia de estos dos ganaderos: el toro bravo, pese a que conozca por el olor y la voz a los ganaderos, puede reaccionar de una forma imprevisible. Es menos probable si se le está dando de comer, pero no deja de existir ese riesgo.
Muchas veces se ha visto cómo el toro respeta a aquel que les da de comer a diario, ese hombre de campo que sabe hasta dónde puede llegar y con que animales hacerlo. No nos puede engañar esa nobleza que aparentemente tienen a campo abierto: el ganado bravo no ataca para alimentarse, ya que es herbívoro sino por instinto de lucha. Intentar saltar un cercado para tocar a un toro puede acabar costándole muy caro a aquel que tome esa decisión.
Por último, recordamos otra imagen peligrosa vivida hace unos meses en la finca de Victorino Martín, situada en Moraleja (Cáceres). Ocurrió con motivo de unas jornadas que trataban de buscar «soluciones» a la situación de las ganaderías de reses bravas tras la pandemia organizadas por la Diputación Provincial de Cáceres. Tras debatir y buscar soluciones sobre esta problemática, sus miembros pusieron rumbo a la fincas ‘Las Tiesas‘… y uno de los toros embistió contra el vehículo de transporte que llevaba a los invitados.