Aplaudido fue el de Partido de Resina en su salida, pero evidenció
pronto el escaso fuelle en su siempre humillada intención. Y la fuerza
presidió el trasteo por incomparecencia, porque tuvo buen aire el
animal, pero no viajó hasta el final, volvió sobre las manos y se acabó
pronto su voluntad. Tuvo inteligencia Fandiño para dejarle un tiempo
entre cites y perderle dos pasos para azuzarle la inercia, y hasta
pereció afianzarse el animal, pero fue un espejismo. Mató mal, además, y
recibió silencio.
El de Adolfo tomó humillado y con chispa las verónicas del saludo que
abrochó Iván con una media de mano baja. Luego le galleó por chicuelinas
la colocación al penco, donde apretó en vara corta. Luego le dio
distancia para apretarle en el inicio vibrante, ofreciendo media plaza a
un toro que venía y embestía andando. Le costó mucho a Iván cogerle el
pulso y se lo castigó con un desarme; no le cogió la distancia y se lo
hizo pagar yéndose al suelo ante la impaciencia de la parroquia. Medía
estocada bastó para enviarlo al desolladero.
El hermoso Cebada le embistió en línea recta a Fandiño en el percal y
salió desentendido de las telas, arrollando en lugar de embestir. Con la
muleta no le encontró la distancia al un animal que tendía a gazapear,
pero que humillaba con clase sus embestidas cuando se las pedían con
franqueza. Mucha voluntad la del vasco, que buscó soluciones con ahínco
sin fortuna al no encontrarlas. Mal con la espada, escuchó silencio.
Vídeo Madrid 29-3-2015 por Cultoro
El de Escolar, que salió rascándose en el burladero, le regaló ocho
embestidas cortas y encendidas al vasco para que firmase un gran saludo a
la verónica. En los medios lo dejó en la segunda vara para el tremendo
puyazo de un gran Israel de Pedro. Un gran tercio de banderillas
firmaron Jarocho y Víctor Martínez, que saludaron junto al lidiador,
Javier Ambel. Al 6 se fue Fandiño a hacerle faena a un toro mentiroso
que embestía humillado el primero, se vencía el segundo y te buscaba el
corbatín en el tercero. Firme y enrazado Iván con el toro, que rezumanba
hule en cada arrancada y al que le plantó cara el vasco para extraerle
naturales meritorios. No hubo limpieza en el trasteo que siempre
punteaba el animal, pero sí valor seco para andar delante.
Al de Victorino, que arrastró el morro de salida, lo lidió Iván hasta
los medios buscando que cogiera celo y perdiese brío. Lo tuvo en el
caballo, donde empujó con fijeza y bravura para derribar al penco. Pero
se descaderó el animal y fue devuelto. De Adolfo Martín era el sobrero que salió en su lugar, con el que tuvo
Iván que echarle percal abajo hasta los medios y salir de las apreturas.
El que apretó fue el toro en el peto. Largo en la segunda vara. Con la
muleta no encontró Fandiño el modo de imponerse al la humillada y
reponedora embestida del Adolfo, ante el que se mostró desangelado y sin
recursos, escuchando los pitos del tendido.
Quiso tirar de raza el de Orduña en el sexto, de Palha, al que recibió
con una larga de rodillas en el tercio antes de que saliera el manso
desentendido de telas. Desarmó a Fandiño con la capa mientras le daba
cera Esquivel en el caballo. Con la muleta se aculó el manso en tablas
antes de que se metiera con él, se negó a salir del abrigo de madera y
Fandiño se fue a por la espada para terminar con una bronca.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas. Domingo de Ramos.
Toros de Partido de Resina -sin fuerza-, Adolfo Martín -con calidad y exigencia-, Cebada Gago -con clase y justa fuerza-, José Escolar -mentiroso y por dentro-, devuelto el Victorino quinto, saliendo un sobrero de Adolfo -humillado y reponedor- y Palha -manso sin opciones-.
Iván Fandiño, en solitario, silencio, silencio, silencio, silencio, leves pitos y
FOTOS: JUAN LUIS LÓPEZ