Rafaelillo y Miura son como David y Goliat. Uno es un genio bajito que guarda en su cabeza la fórmula secreta para domeñar a las fieras que crecen en Zahariche, el otro es el temible rival de siempre, imponente, desafiante y poderoso. Con 60 corridas toreadas de la legendaria divisa, Rafaelillo tiene ya un máster en lidiar Miuras. Hoy volvió a demostrar que les tiene la medida cogida. Y parece ya algo normal y usual ver al murciano salir triunfante en gran parte de las tardes que se anuncia con este hierro. Aunque quizá lo poco normal debería ser que aguante el tipo delante de semejantes tíos. Y lo que es más difícil, que los domeñe y los toree.
La de Miura hoy en Castellón se dejó, embistió y fue una corrida con opciones dentro de lo que es el encaste. Ya le gustaría a Rafaelillo que todas salieran como la de hoy. Eso sí, fue de las que asustan hasta desde la barrera. Con los seis por encima de los 600 kilos de peso y largos como trenes. Una barbaridad de corrida.
El murciano estuvo sensacional con el primero, al que le dejó tandas de mérito por el pitón derecho. El estoconazo ya por sí sólo valió un trofeo que quizá debieron ser dos. Remató su tarde con el cuarto, que brindó a «El Soro», que tocaba la trompeta en el tendido. Éste se dejó menos, más brusco, salía con la cara más alta. Pero allí estuvo el pequeño David para buscarle las debilidades, fiel conocedor de sus oponentes, aguantarle y tragarle lo suyo y domeñarle por el pitón derecho. Y matarlo. Para salir triunfante. Porque siempre debería ser noticia sorprendente que David domeñe a Goliat.
Con un auténtico «Goliat» tuvo que lidiar el castellonense Paco Ramos en su segundo turno. Un animal con casi 700 kilos, de lámina preciosa que se desgastó en un tercio de varas que tuvo emoción. Todo se lo dejó el Miura en los primeros tercios. Llegó a la muleta asfixiado y ya no pudo mover su ancha caja para desplazarse por la muleta del torero local. Una oreja cortó a su primero, que saltó al callejón y con el que estuvo muy entero, pese a las pocas oportunidades que tiene para demostrar su concepto.
Pinar llegaba a Castellón tras el triunfo gordo en Burgos con la de Victorino en el mano a mano con Morenito. Y sumó en el Mediterráneo. Le cortó un trofeo al tercero, al que le andó con torería en el inicio de faena. Lo fijó en la muleta intentando que no le tocara las telas y facturó naturales largos en la mejor tanda que llegó por el izquierdo. El espadazo fue fulminante, pero llegó a la segunda. Con el sexto pasó un mal rato, anduvo muy firme y la actuación fue meritoria. Miura ya puede ir preparando otra corrida para Castellón en la Feria de la Magdalena del próximo año.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Castellón. Última de Feria. Corrida de toros. Casi lleno en el aforo permitido.
Toros de Miura.
Rafaelillo, oreja y oreja.
Paco Ramos, oreja y vuelta al ruedo.
Rubén Pinar, oreja y ovación.