Acababa la Feria del Café de la localidad colombiana de Manizales, y lo hacía con un esperadísimo mano a mano entre dos de los grandes titanes que sustentan hoy en día la Tauromaquia, como Julián López ‘El Juli’ y Andrés Roca Rey, que hacían el paseíllo para lidiar un encierro con el hierro de Ernesto Gutiérrez.
El primero tuvo todo el tipo de Gutiérrez y también toda la calidad y la clase que atesora esta sangre. Lo mimó Juli, lo embelesó, le fomentó el recorrido para que empujase durante todo el viaje y le impuso su ritmo como sólo él sabe hacerlo. Hasta llegó a amedrentarlo de puro poder que sacó el madrileño de su muleta, que todo lo hizo bien. Lo que falló fue la espada, que fue lo que dejó una faena de premio seguro en una ovación que Juli saludó desde el tercio.
El segundo fue un manso, huidizo y rajado que pasaba siempre por allí a media altura y cuando conseguía sujetarlo Roca Rey hacía con él lo que quería. Le dio fiesta con muchos recursos y con la seguridad de una figura del toreo, pero fue un bicho sin emoción ni bravura que no dijo nada al tendido, por mucho que sí lo hiciera el peruano para cortarle una oreja.
El humillador tercero apenas dio para que Julián le interpretase medios muletazos en los que el toro no puso empuje. Por el izquierdo medía, se desentendía y no quería embestir en ningún momento., Dos pinchazos y una estocada dejaron en silencio el resultado del tercer acto del festejo.
El cuarto fue un toro pegajoso y muy incómodo que no quería más que quitarse de en medio lo que tenía por dejante. Sólo un quite por medios faroles y caleserinas de Roca Rey pudo ver al toro fijo, pero no hubo más. Sin embargo, con el manso no hubo posibilidad ni siquiera de asustar al tendido, por lo que el silencio fue el resultado de la falta de emoción.
El manso y parado quinto no dio opción de meterle mano ni siquiera a un torero como El Juli, que terminó incluso sorprendido de no haberle pegado ni un muletazo a un toro que se llevó labronca del público que abarrotaba la plaza.
También el sexto fue un manso, pero fue obediente y tuvo un puntito de transmisión en la embestida que hizo que la voluntad de triunfo del torero se materializase a como diese lugar. Tras un festejo entero queriendo que pasasen cosas, manso tras manso, el atisbo del cierraplaza, y sobre todo la inmensa capacidad de Roca Rey lograron que allí se viese el triunfo que se había imaginado.
FICHA DEL FESTEJO
Monumental de Manizales, Colombia. Domingo 8 de enero. Última de feria, corrida de toros. Lleno.
Toros de Herederos de Ernesto Gutiérrez, en el tipo de la casa. De suprema calidad y escasa transmisión el primero; manso y sin transmisión el rajado segundo; manso y sin virtudes el tercero; desentendido y sin fijeza el cuarto; sin una pizca de bravura el imposible quinto; manso pero con cierta intención el sexto.
El Juli (marino y oro): ovación, silencio y silencio.
Roca Rey (rosa y oro): oreja, silencio y dos orejas.
FOTOGALERÍA: DIEGO ALAÍS