El siguiente hecho ocurrió a finales de la pasada semana en el pueblo castellonense de Soneja: varias reses bravas propiedad de la empresa de espectáculos Finca Las Palomillas vagaban por los alrededores del pueblo sin ningún tipo de control. Se trata de una zona localizada en los alrededores de la partida de Almarós, ubicado entre los términos de Soneja y la vecina localidad de Azuébar.
Tras todo el revuelo formado fue el Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil los que avisaron de la presencia de estos animales a los ayuntamientos cercanos, rogando estos a sus vecinos que extremaran las precauciones por la peligrosidad de estos animales bravos, haciendo especial hincapié en las personas que puedan estar cerca de la citada partida de Almarós y también de la Dehesa.
El Ayuntamiento de Soneja emitió un comunicado de aviso a la población del peligro que podía suponer la presencia de varias reses bravas en su término municipal, algo que se cumplió a rajatabla por parte de unos vecinos que fueron conscientes del peligro que tenía encontrarse con estos animales.
Otros casos similares
Pero no es la única vez que animales bravos han abandonado la linde de su cercado y se han adentrado en alguna población cercana a la finca donde pastan. La mayoría de las veces la cosa acabó en un susto, otras, la gravedad del ataque provocó la hospitalización de algunos vecinos. Sin ir más lejos, hace unos días contábamos el caso de un novillo de Marqués de Albaserrada que acabó embistiendo e hiriendo a varios senderistas que acabaron en el hospital. Gracias a la rápida intervención de vaqueros y mayorales, el animal volvió a su cercado.
En Galapagar, la rápida actuación del Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil evitó que un animal bravo llegase hasta las viviendas cercanas a la finca donde se escapó, durmiendo al animal y devolviéndolo a la finca desde donde se había escapado. Algo similar pasó con un astado de Miura que sembró el pánico en la carretera que une La Campana con Lora del Río. En esta ocasión el animal corrió peor suerte tras ser abatido por la Guardia Civil. En estos dos casos no hubo que lamentar heridos.
Pero hubo más ocasiones en las que un toro bravo sembró el pánico y no precisamente por escaparse de la finca donde pastaba. El 5 de diciembre del 2021, en la localidad vallisoletana de Pollos, un toro de los que se estaban lidiando por sus calles rompió una talanquera y sembró el caos entre las personas que allí se encontraban. Eran las fiestas del pueblo, encontrándose en sus calles un número importante de personas, las cuales conscientes del peligro se resguardaron para no ser embestidos por el animal.
El toro puede llegar a matar, y por eso se tiene que ser consciente del riesgo que entraña estar cerca de él. Sin ir más lejos, en 2017 varios antitaurinos saltaron al ruedo de la plaza de toros de Carcassonne (Francia) para demostrar que el toro bravo no era tal, y que si atacaba era por instinto de defensa. Nada más lejos de la realidad, el novillo de Miura hizo por uno de ellos propinándole una fuerte paliza que acabó con el antitaurino siendo atendido por los servicios médicos.