Una nueva vida se abre paso en una ganadería de bravo. A comienzos de diciembre, Salvador de la Puerta colgaba un vídeo en sus redes sociales, se trataba de una becerra castaña que estaba siendo alimentaba a biberón. Una becerra que traía una larga historia detrás. Un animal que salió adelante gracias a su bravura y a los cuidados de un mayoral que peleó por salvarle la vida a una becerra que había quedado huérfana, un mayoral que se desvivió junto a los ganaderos de la casa por no dejar perecer a un animal que lo era todo para la ganadería.
Una reata importante, una nueva ilusión de futuro… no podían dejar morir a un animal tan grandioso. La historia nos la cuenta Salvador en las siguientes líneas que también publicó a través de su Instagram, una historia que por desgracia se repite muchas veces en el campo bravo, pero no por ello pierde su fuerza.
Muchos antitaurinos deberían reflexionar sobre su afán de eliminar los festejos taurinos, porque de desaparecer estos ya no existirían más ganaderos, ni mayorales, ni dehesas que protegen todo un ecosistema. El cariño y el respeto con el que la gente de campo trata a los animales bravos no es baladí, lo hacen porque aman a este animal que se lo dio todo. Gracias a estas líneas de un ganadero como Salvador podemos conocer la historia de una becerra que ya corretea con sus hermanos de camada, la cual le debe la vida a estos hombres de campo que no dudaron el jugarse la suya para salvar a este precioso animal.
“En la primavera del 2025 saldrá una castaña ojinegra de los corrales de Jandilla. Será en una mañana de tentadero. Saldrá como un torpedo, pendiente de todo y acometiendo los trapos que se le presenten. Irá a matarse en el caballo porque lo dará todo, y luchará siempre por abajo, también en la muleta, porque la entrega es tan sencilla y se da tan poca importancia que así paradójicamente se hace grande”, comentaba Salvador en este post.
“Por su bravura y nobleza se ganará el derecho a tener nombre, y ese nombre que tendrá que empezar por la “J” será “Jaladora”, como su bisabuela, y para así recordar a su madre “Batidora”, muerta el último día de noviembre de aquel año 2022 cuando nuestra protagonista apenas tenía 45 días de vida. Y en el burladero un mayoral sentirá que se le llena todo el corazón, como ocurrió este año con aquella becerra de José Tomás, hija de ‘Miajera’, que siempre se embebió de trapo zurciendo encajes de sueños. Y la vida continuará, pero ya no será nunca igual”, acababa escribiendo el ganadero afincado en tierras de Vejer de la Frontera.
Una becerra que lleva en su sangre el linaje de una familia, esa que engrandeció a una casa ganadera que sueña con verla embestir incansable tras la pañosa de un torero que sepa dominarla. Si pasa el fielato de la tienta se ganará su sitio e la casa como vaca madre y poder así transmitir a sus hijos e hijas la bravura de una sangre que es santo y seña en la casa de María Domecq.
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