En uno de nuestros continuos repasos por el campo bravo hoy sacamos a la luz la historia de Eva Quevedo, una joven mayoral que se inició en la profesión con 26 años de edad y que en la actualidad lleva a cabo su trabajo en la ganadería sevillana de Yerbabuena, una finca mítica que fuese propiedad de José Ortega Cano y que ahora busca meter la cabeza en las Ferias de nuevo con sus toros y novillos.
La finca se encuentra en la localidad sevillana de Castilblanco de los Arroyos; aquí durante muchos años se llevó a cabo el proyecto del diestro cartagenero, para más tarde seguir la hoja de ruta marcada por sus nuevos propietarios. Hay que recordar que desde 2013 es la empresa Los Raudales SLU quien la compra y gestiona.
Con el paso del tiempo han sido muchas las personas que han pasado por esta finca de la sierra sevillana, un enclave único y con dos encastes que preservan sus actuales dueños. Tanto la rama Domecq vía Jandilla como Pedrajas siguen vigentes en la casa, dos tipos de animales muy definidos en su fenotipo y genotipo que tienen muy ilusionados tanto a José María como a sus propietarios.
Eva Quevedo y su vocación de mayoral: «El campo bravo necesita juventud y puestos de trabajo para que se siga adelante»
En esta ganadería también hay un gran grupo de profesionales encargados de cuidar con mimo al ganado que día a día se desviven por ellos. Aquí es donde sale a colación nuestra protagonista: Eva Quevedo es una mujer que ama profundamente al toro bravo y al caballo y que trabaja como uno más en esta ganadería sevillana. Aquí ser mujer no es un impedimento, todo lo contrario; nunca le han puesto un pero a su sexo. Ella sabe que el trabajo es duro, pero no se arruga ante las vicisitudes del día a día.
Hace unos días fue una de las protagonistas del programa Clarín que cada domingo se emite en Radio 5 de RNE, el espacio decano de la información taurina a nivel nacional. Allí contó su día a día en la ganadería, cómo le despertó la vocación por cuidar al toro bravo y cuáles son sus orígenes. Una entrevista corta de la mano de Carmen del Toro, pero intensa con una mujer que se ha ganado el respeto de todos por su trabajo.
PREGUNTA- ¿Cómo es su día a día como mayoral?
RESPUESTA- Sin parar. En el campo y con animales no se para. Hay que repasar ganado, arreglar alambradas, echar de comer, cambiar ganado de cerrado, curar y revisar animales que están malos.
P- Empezaste a trabajar en una ganadería con 26 años.
Empecé con Victoriano del Río a trabajar con los caballos y ayudarle con el ganado, lo mismo tenían que apartar una corrida que levantar una muralla de piedra. He estado en otras ganaderías. Con el tema de ser mujer y estar con ganado bravo, estuve un poco rechazada, pero en el momento en el que el ganadero me vio trabajando, se quedó conmigo. Mi pareja también es mayoral y es el que realmente ejerce de mayoral en Yerbabuena, ya que ahora mismo estoy de baja. Es un amor y una pasión; todos los días vas aprendiendo cosas nuevas y trabajando. Son cosas que tienes que vivir.
P- Formas parte de UMAVACAM -la Unión de Mayorales y Vaqueros del campo bravo-, pero eres la única.
Sí, alguna relación tiene alguna chica con la profesión, pero profesional no conozco realmente. Animo tanto a chicas como a chicos que se hagan mayorales. El campo bravo necesita juventud y puestos de trabajo para que se siga adelante con esto.