En plena pandemia, el toreo se encontraba con la noticia de la venta de prácticamente la totalidad de la ganadería de Fernando Peña Catalán. Fue en noviembre de 2020 cuando Antonio Rodríguez y Sagrario Moreno, matrimonio toledano de Pantoja, decidieron apostar por la compra de las últimas 100 vacas de este hierro. Un matrimonio que había adquirido con anterioridad la finca El Ventorrillo, situada en el término del municipio toledano de Los Yébenes, lugar donde el añorado y recordado Paco Medina soñó con la gloria brava a inicios de los 90… y la alcanzó.
La de Sagrario Moreno -como así se llama el hierro- es una ganadería de reciente creación, pero con una base muy sólida que le daban las compras anteriores. Su ganadero es Nacho Torrejón, un joven que ha cumplido el sueño de ser criador de bravo a una edad muy temprana: 20 años. Torrejón fue hasta 2021 uno de los novilleros sin caballos con más futuro, pero las vicisitudes de la vida le llevaron por otros caminos alejados de los ruedos.
Ahora vive y se desvive por el toro bravo en este proyecto ganadero situado en la finca manchega, un paraje único con una orografía ideal para la cría de este animal tan emblemático. Aquí nació el proyecto por parte de Paco Medina a inicios de los 90, el mismo punto donde ahora la ganadería de Sagrario Moreno echa raíces. Haber estado delante de los animales ayuda a Nacho a ver aquello que se le puede escapar a aquel que nunca se puso delante de un animal bravo. Sus reacciones, la mirada, su entrega… todo aquello que ayuda para valorar aquellos pequeños detalles que pueden pasar desapercibido, pero que son fundamentales para encontrar el animal que buscas.
Nos citamos con él en una fresca tarde de invierno. Los animales están gordos y sanos; el campo, gracias a las lluvias, está perfecto para no dar de comer a las hembras. Una finca eminentemente ganadera que romperá en belleza cuando entre la primavera, la época más bonita del año en una ganadería brava. Cruzamos los distintos cercados y se respira paz; únicamente se escuchan los sementales y novillos mugir en la lejanía en un paraje que no tendría sentido sin el toro bravo.
La procedencia de la ganadería de Sagrario Moreno
Tras el protocolario saludo entramos en materia, no hay tiempo que perder. En la primera toma de contacto, Nacho Torrejón nos habla sobre el nacimiento de la ganadería: «El proyecto comenzó en el año 2017, comprando un lote de vacas a Laurentino Carrascosa, además de un semental; más adelante compramos otro lote de vacas al maestro Manuel Vidrié, que es encaste Torrestrella prácticamente -al igual que lo de Laurentino-. Posteriormente, en plena pandemia, adquirimos a Fernando Peña 100 vacas, el destete, erales y sementales. Ahora tenemos una vacada con 160 hembras, varios sementales contrastados y ya estamos pensando en el futuro. Lo que pretendemos ahora es conocer bien la ganadería y poco a poco ir llegando a cumplir los objetivos que nos tenemos marcados».
La de Sagrario Moreno, en la actualidad, es una ganadería con 160 vacas y varios sementales, toros que con su simiente riegan de bravura un proyecto ilusionante. Queríamos conocerlos, saber de donde vienen y que esperan de ellos: “Nuestros sementales vienen de varias casas ganaderas muy contrastadas como El Ventorrillo, El Montecillo, Domingo Hernández -indultado por El Juli-, Jandilla y de lo anterior: de Vidrié, Laurentino Carrascosa y de Fernando Peña, de los que nos trajimos dos sementales”.
«Al fin y al cabo, predomina Torrestrella y Juan Pedro, líneas muy parecidas, pero hemos abierto de sementales para tener un abanico grande de vacas, ir conociendo lo que poseemos poco a poco y luego dejar los productos que más nos convengan», nos comentaba en relación con la sangre predominante que riega esta casa ganadera.
«Queremos tener la ganadería en la mano y conocerla bien»
Ahora toca ir poco a poco mirando al futuro, pasos cortos pero seguros en una ganadería que tiene en sus manos una joya genética de incalculable valor: «Ahora mismo queremos tener la ganadería en la mano y conocerla bien. Para el año que viene tenemos tres novilladas con caballos y para este año unos veinte erales y cuatro utreros. El tiempo nos lo irán marcando los animales, vivimos una época donde el nivel ganadero es alto, de ahí que no queramos dar un paso en falso”.
Una ganadería que cuenta con la experiencia de un gran mayoral y unos propietarios con un concepto de toro muy definido. El camino se hace andando y tomando decisiones, y así piensa Nacho, un joven ganadero que sabe que debe dejarse asesorar por aquellos que tienen mayor experiencia y dejarse empapar por los ganaderos a los que admira, eso sí, siempre bajo un criterio que hay que tener preestablecido: «Tengo muchas referencias como ganadero. Hay algunas casas en las que embisten un porcentaje muy alto de toros. Como ganadero, al fin y al cabo, busco un animal que transmita arriba, pero con el que pueda disfrutar y hacer arte el torero. Intento mezclar la clase con la bravura para que todo el mundo salga feliz del espectáculo«.
«Que un toro bravo se entregue de verdad es lo que más me llena»
«Yo, también como torero, busco esa cualidad. Me gusta mucho torear en el campo, me gusta siempre probar al animal. Que un toro bravo se entregue de verdad es lo que más me llena«, añade Torrejón respecto a ese tipo de animal que intenta conseguir, algo que únicamente se encuentra con la intuición y el aprendizaje continuo sobre las reatas que te dan ese tipo de animal.
«Ahora estoy centrado en mis estudios y en la ganadería. En un futuro quién sabe, pero a día de hoy no tengo planteado volver», concluía sobre una posible vuelta a los ruedos en un medio-corto espacio de tiempo. Pero ese es un tema que tiene muy claro: lo primero es lo primero.