La siguiente es una de esas historias que merece ser contada. La vida de Manuel García va ligada estrechamente al hierro de la A con las dos asas, a una finca señera del toro bravo, a una ganadería que infunde respeto nada más ser pronunciada. Hoy les contamos la historia de un mayoral que ha vivido por y para el toro bravo, un hombre que por edad debía dar un paso al lado pese a tener un nudo en el estómago que no le dejaba dormir por las noches.
En 2020 el programa Toros para Todos de la RTVA quiso hacerle un reportaje, un sentido homenaje hacia una persona que ha significado mucho para la divisa sevillana de Miura. Manuel se jubilaba, y eso unido a su edad hacía que tuviera que decir adiós a aquello que ha formado parte de su vida durante tantos años.
Manuel, un hombre sencillo y un experto profesional
Manuel es un hombre sencillo, un experto profesional en el manejo del ganado bravo y un magnífico conocedor del toro de lidia. Representa la tercera generación familiar en esta casa que tanto le ha dado, un trabajador intachable que se ha desvivido durante toda su vida por este animal tan emblemático. Hoy conocemos su historia, que va ligada a la finca Zahariche en el municipio sevillano de Lora del Río, un hombre que no sabe vivir sin el toro porque él se lo dio todo.
Manuel también es padre de familia, pero no duda en destacar que su vida es el toro bravo y su casa Zahariche. Impresionan sus declaraciones: «Yo nací aquí. Llevo trabajando en esta casa desde 1965 y mayoral desde 1998. Los ganaderos Eduardo y Antonio Miura no son mis jefes, son mi familia. Esta casa es una familia. Yo no entiendo la vida sin el toro, el toro bravo es imprescindible en el equilibrio de la dehesa», comentaba visiblemente emocionado Manuel.
«Si yo algún día subo la cuesta de la entrada y no veo toros, se me acabaría el mundo»
Es un hombre vinculado que estará vinculado a esta casa de por vida. Se muestra agradecido por todo lo que le ha dado esta casa ganadera. Manuel es un hombre querido, admirado y respetado por todo el toreo, por su categoría humana, por sus conocimientos en el mundo del toro y por su sapiencia en el manejo de los toros de Miura, ahora dice adiós tras casi 55 años junto al toro bravo: «Esto es muy duro, pero por edad no puedo seguir enfrentándome al toro bravo. Así es la vida, aunque yo pienso seguir aquí, no trabajando, pero si pienso continuar viniendo porque es mi vida».
Manuel no entiende la vida sin el toro: «Si yo algún día subo la cuesta de la entrada y no veo toros, se me acabaría el mundo, me faltaría un gran trozo de mi vida, yo creo que no lo podría soportar». Una historia ligada al toro bravo, a la dehesa y al apellido Miura, porque las ganaderías son mucho más que la selección y cría de toros bravos, es la historia humana de los hombres de campo, esos que son los verdaderos animalistas y protectores de los animales. Manuel se jubila, pero su sapiencia y su legado quedan en esta casa para siempre.