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Un toro de Lagunajanda se le arranca al ganadero Salvador de la Puerta mientras iba en una yegua: así fue el momento de angustia


jueves 16 marzo, 2023

Bregar con toros bravos trae consigo momentos de riesgo como el que contó el ganadero de Lagunajanda en sus redes sociales.

Lagunajanda Toro Yegua
Un toro de Lagunajanda en una imagen de archivo y, a la izquierda, el momento de apuro del mayoral. © Juan Andrés Viedma

La vida en el campo bravo es dura, compleja y una gran desconocida para gran parte de la población, que no está acostumbrada a vivir en primer apersona este tipo de trabajo. El verano es una época de gran aspereza, más si cabe cuando las temperaturas son altas, el calor aprieta y las moscas hacen acto de presencia, de ahí que el trabajo duro y pesado se haga nada más salir el sol para evitar esas temperaturas altísimas que se dan en esta época del año.

Pese a estar a pocos kilómetros del Océano Atlántico, en la finca gaditana de Jandilla -donde pastan los toros de Lagunajanda-, el calor cuando aprieta es importante. Debido a ello el ejercicio de los toros se hace a primera hora de la mañana, con ello se busca que tanto toros como caballos sufran lo menos posible. Esta es una de las fincas mejor preparadas del campo bravo; el corredero está situado en un lugar de gran vegetación, rodeado de una arboleda que ayuda a mitigar el calor.

Aquel que trabaja con animales bravos tiene que ser consciente que el peligro puede sobrevolar en cualquier momento, de ahí que los vaqueros y mayorales tengan que tener puestos los cinco sentidos cuando van a caballo. Pero aun teniendo todo eso ocurren percances que provocan sustos, más o menos grandes, que son prácticamente inevitables. Esto ocurrió el pasado verano en la citada finca Jandilla, propiedad de Doña María Domecq Sáinz de Rozas. Su hijo Salvador y Diego, su mayoral, estaban ejercitando aparte de la camada cuando uno de los animales se volvió y les dio la cara. Todo lo sucedido a continuación nos lo cuenta el propio ganadero en sus redes sociales.

«Las caídas a caballo en el campo son como un Roscón de Reyes, puedes disfrutar ese trozo ligero y sabroso y quedar en anécdota de la que aprender o te puede tocar en tu ración el garbanzo negro y ser una fatalidad. Esta mañana paseando los toros, lo que pudo ser un garbanzo negro no acabó en tanto. Imprudentemente, cuando reteníamos al final del corredero, en el descanso de la carrera de ida, los 13 toros del tercer cerrado, todavía en proceso de coger la sistemática, solté las riendas de la buena alazana y con Diego, el mayoral, entre libreta y charla le fui pasando unos números de unos becerros», comentaba Salvador de la Puerta su cuenta de Instagram.

Pero la historia no acababa ahí, el percance vino más tarde; así lo explica el propio ganadero en sus redes sociales: «Fue entonces cuando la yegua bajando la cabeza, engancho las riendas con su mano izquierda, y al levantar la cabeza y sentir el apoyo en la boca, no dejó de ir hacia atrás hasta el punto de caerse encima mía. Afortunadamente, ninguna desgracia ocurrió, los toros nobles fueron aguantados por el gran Diego, y desde el suelo pude soltar esa rienda del bocado entre caricias y buenas palabras. Fue bonito ver como mi alazana, cuando aún estaba en el suelo me vino buscando con su hocico agachado como si de un perro fiel se tratara. Noble alazana, nobles toros, un gran mayoral y un servidor muy dolorido«, concluía.

 
 
 
 
 
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