En plena Sierra de Madrid, en la finca ‘El Bosque’, se encuentra la ganadería de María Antonia de la Serna, una divisa con procedencia Santa Coloma, pero con un toque inconfundible Vega-Villar. Ésta es una vacada que esconde un tesoro más allá del encaste de donde procede, y es que está estrechamente ligada a los inicios de una de las mayores figuras del toreo que ha dado la Fiesta: José Tomás.
Este es uno de esos hierros que ya son considerados joyas genéticas dentro de las ganaderías de bravo, un hierro donde José Tomás se preparaba de cara a sus temporadas como novillero. Era una época donde el de Galapagar luchaba por cumplir un sueño, el de ser figura máxima, algo que conseguiría una vez que pegó el salto definitivo a tierras mexicanas. Por lo tanto, esta es una ganadería especial para una máxima figura del toreo, ese lugar donde de mano de su abuelo comenzó a fraguar su carrera.
La historia de la ganadería de María Antonia de la Serna
La de María Antonia de la Serna vacada que ha sabido mantenerse a lo largo de los años pese a las dificultades propias de los tiempos y de un sistema que ha orillado a encastes de este cuño, por eso queríamos acercarnos para conocer su camada de cara a este 2023. María Antonia de la Serna es una mujer que, junto a su familia, lucha por seguir manteniendo viva la llama de una ganadería especial, por eso hoy nos adentramos en este maravilloso paraje para conocer una de esas ganaderías que están fuera del foco de las grandes ferias y que, en silencio, sigue trabajando para mantener una sangre tan particular.
Ésta es una ganadería de procedencia Santa Coloma vía Dionisio Rodríguez, con algún aporte de la rama Vega-Villar, que tiene preparados en sus cercados más de una treintena animales para lidiar esta temporada. «Me gusta mucho la camada de este año, aquí actualmente tenemos más de 20 utreros, creo que es un número idóneo para el momento que estamos pasando. Luego hay 12 toros cinqueños que quedaron del año pasado, son animales para cualquier tipo de plaza, ojalá podamos darles salida», explicaJosé Ignacio Llorens, marido de María Antonia de la Serna.
Esa es una ganadería muy particular que comenzó su andadura allá por los años 80 al comprar 25 vacas y un semental de Santa Coloma al Marqués de Valdueza. Esa procedencia Dionisio Rodríguez, con algún aporte de la rama Vega-Villar, le ha dado unas señas de identidad bien definidas a una vacada con identidad propia: «Ahora mismo tenemos en torno a 190 vacas madres, sabemos que un número muy importante de vacas, pero de momento no me planteo quitar vacas, no quiero malvenderlas«, añade Llorens.
FOTOGALERÍA: PABLO RAMOS
