Los tiempos en una explotación de bravo son fundamentales y saber cuándo poner o quitar un toro de las vacas es clave para un ganadero, unas fechas que debe seguir a rajatabla para tener una organización de aquello que es realmente importante en la finca. Por ello, uno de los momentos más relevantes es la elección del semental y las vacas que irán con él; éste es un instante crucial en una ganadería, ya que el devenir de esta depende de la elección correcta de las vacas y los sementales.
El periodo de gestación de una vaca es igual que el de una mujer, es decir, nueve meses, por ello los ganaderos para que le nazcan los animales en una fecha determinada elegirán una fecha u otra para echarle el toro a las vacas. Por todo ello, dependiendo de la zona geográfica, esto se hará entre los meses de noviembre o diciembre, procurando retirar a los sementales cuando la primavera da paso al verano. Unos seis meses en los que el toro deberá dejar cubiertas al mayor número posibles de vacas. De no hacerlo entraría el semental conocido como «de repaso».
En este reportaje emitido hace varios años por el programa Toros para Toros se va a proceder a sacar un semental del cercado que comparte con sus hermanos para llevarlo con su nuevo lote de vacas, algo nada fácil por la querencia que el toro tomó con el lugar donde ha vivido en los últimos meses. Gracias al buen hacer del vaquero y el mayoral, consiguen que ‘Tomatero’ abandone el cercado camino de su nuevo destino. Arropado siempre por los bueyes. El toro camina a paso lento hasta que en un momento dado empieza a oler a las vacas y cambia su comportamiento.
Arranca a galopar, saliéndose del amparo de los mansos, teniendo que bajarle los humos uno de los vaqueros que andaba por delante, este no podía consentir que el toro campase a sus anchas por esa zona. Los cercados de las vacas están en esa zona, pero el toro no sabe cuál es el suyo, de ahí que el mayoral abra la cancela del cercado y llame a las vacas para que ‘Tomatero’ se dé cuenta de cuál es su nueva cerca.
Allí tiene una treintena de vacas, no todas cubiertas, pues su función es repasar a las que están vacías para cubrirlas. Por el olfato sabe qué animal está en celo y cuál no. Durante tres meses convivirá con ellas en uno de los cercados estrella de la casa, un lugar donde vivirá como un Rey disfrutando de la compañía de un selecto grupo de vacas elegidas por su buena nota y por su arboladura, al tratarse este de un semental hondo pero no con mucha cara con el hierro de Torrehandilla.
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