TEXTO: MARCO A. HIERRO / ILUSTRACIONES: JUAN IRANZO
Llegó el día D. Llegó la fecha señalada en el calendario por un montón de taurinos y un buen puñado de aficionados que saben que este cartel salvó a última hora los muebles de la presencia de El Juli en este San Isidro. Porque este mano a mano estaba previsto en Olvienza y una cornada al madrileño lo arruinó completamente. Pero apetece ver al jefe contra el meritorio perfecto.
Veinte años cosidos a retazos. Pero veinte años sin bajarse del carro del triunfo, sin soltar el mando que tomó muy pronto y sin dejar de imponer su ley. El Juli es, sin duda alguna, un tirano de la tauromaquia que ha tenido la capacidad de reinventarse para evolucionar a la vez que la fiesta que dominaba. Eso es de portento, de figurón histórico, te guste o no te guste su toreo -para los gustos están los colores-.
De hecho, ha sido en esta efemérides de los 20 años de alternativa cuando han intentando restarle autoridad, cuando han querido alinear los planetas para ningunearle pensando que sería más fácil meterle mano. Al final es la realidad la que obliga a entenderse con él y a montar el cartel en el que se enfrenta a Ginés Marín, su pupilo, su ahijado, el meritorio perfecto hasta para salvar una feria con un mano a mano con él, que salió en hombros el pasado año. Y el ‘No hay billetes’ lleva colgado un mes.
En la lid no es nada fácil medirse con El Juli, porque cuando quieres enfrentarte a él ya te ha medido, te ha estudiado, ha comprobado cuáles son tus virtudes y las ha perfeccionado en sí mismo para pegarte un repaso con tus propias armas. Muy pocos toreros han tenido esa capacidad en la historia de la tauromaquia. Por eso Julián es quien es. Y por eso llenará la plaza para verle.
Para Ginés, que será el figurón del mañana, el cartel de hoy es un arma de doble filo. Tiene tauromaquia y tiene toreo para triunfar en Madrid, pero será un ejercicio interesante ver si tiene armas para meterle mano a su padrino. Es muy nuevo, a pesar de los logros que le han dado el importante estatus que ya ocupa, y sus portentosas condiciones aún evolucionarán más.
Ginés siempre fue un niño sabio, desde que se llevó todos los bolsines sin caballos en los que participó. Es precisamente la inteligencia y la agilidad para ver a los animales lo que lo ha traído hasta aquí y lo que lo ha puesto en un mano a mano con El Juli en uno de los carteles principales del llamado Mundial del Toreo. Tiene mucha facilidad para acoplarse a las embestidas y para moldear los comportamientos porque cuenta con una técnica inusual en un torero tan joven, lo que le da aún más valor y aún más confianza. Y de ellas tira.
Su inclusión en el cartel de hoy está plenamente justificada con su faena al toro de Alcurrucén el pasado año, precisamente con El Juli como testigo de excepción. A aquel toro le cortó las dos orejas y abrió la Puerta Grande de Madrid, pero no fue menos importante su actuación unos días más tarde en la corrida de la Cultura, cuando sólo la espada impidió que volviese a reventar el portón después de un faenón a un toro de Cuvillo. Hoy deberá batirse el cobre tal vez con el peor rival posible.
La segunda comparecencia de Alcurrucén es una de las más esperadas por la plaza de toros de Madrid en lo que va de ciclo isidril, después de esa gran doble corrida del año pasado, que permitió la salida a hombros de Ginés Marín y Juan del Álamo.
Es el hierro de la familia Lozano que pasta en tierras toledanas, pero detrás de esta vacada está la historia de superación de una de las sagas taurinas más importantes de la historia. Con el encaste Núñez por bandera, son defensores a ultranza de este tipo de toro que es de salida muy frío pero conforme van avanzando los dos primeros tercios van ahormándose para sacar lo mejor de sí.
El gran recuerdo de dos toros importantísimos en los dos últimos años en este hierro y en esta plaza, «Jabatillo” en 2015 al que desorejó Castella y «Malagueño” en 2016 al que le cortó las orejas David Mora, permanece en el runrún de esta plaza. Ojalá y hoy vuelva a ser.
La vacada de Guadalix es una de las fijas en Madrid y en cualquier feria de primera categoría, a veces -como este año- incluso con dos encierros. Es Victoriano del Río, además, una de las ganaderías que más rápido ha tomado la categoría de ‘figura’ por los resultados obtenidos, sobre todo en la plaza de Las Ventas. Hoy por hoy, es Victoriano lo que busca un torero mandón para anunciarse en la Meca del toreo, no tanto en otras plazas.
Y lo es porque, al contrario de los comentarios que se escuchan en las tabernas, no es la madrileña una divisa fácil ni aborregada. El toro de este hierro suele lucir calidad y humillar como premisas principales, pero también tiene un motor y una exigencia que demanda una preparación y un conocimiento extra a la hora de ponerse
Para la divisa de Garcigrande esta será la ocasión de homenajear al recientemente fallecido Domingo Hernández en una de las plazas que mejor sentía. Son muchos los toros que le han dado gloria al ganadero de Fuenlabrada en este ruedo y hoy se unirán todos en la marca de su hierro para que nunca deje de estar presente.
Llega a Madrid, además, después del indulto en Sevilla de Orgullito, uno de los toros con más bravura y mejor condición de los lidiados en los últimos años en las plazas de Europa. Tiene la particularidad, además, de que fue El Juli quien lo indultó, y de que el torero madrileño es el diestro que mejor conoce la vacada capitaneada por Justo Hernández.