Si hay un hierro legendario en tierras extremeñas, ese es el de Conde de la Corte, una ganadería que durante muchos años fue fija en las plazas de mayor entidad, pero que con el paso de los años quedó relegada al circuito torista o incluso a no lidiar prácticamente nada. Ahora, gracias al arduo trabajo familiar de Luis Guillermo López, está volviendo a tener el auge de antaño y ya está anunciada en cosos donde hasta hace no mucho ni sonaba en las quinielas.
Son tiempos de cambio en el campo bravo, en el que las nuevas hornadas de jóvenes ganaderos se abren paso poco a poco. Han sido años de duro trabajo en la sombra, de aprender de sus mayores y de ir puliendo su concepto de ganadero. Este es el caso de Guillermo López Martínez, que con tan solo 27 años, ya es la cara visible de la nueva etapa iniciada por la histórica ganadería extremeña de Conde de la Corte. Licenciado en Económicas, asegura que se ha embarcado en este proyecto junto a su padre, su tía y algunos de sus primos porque es algo que le han inculcado de pequeño.
Un hierro que ha trabajado en silencio durante estos últimos años, seleccionando las madres que aún quedaban en Los Bolsicos para volver a poner la ganadería en el circuito. La ganadería ha tenido máxima relevancia en el último siglo de tauromaquia, en el que las figuras del toreo estoqueaban estos astados en los principales abonos, pero todo cambio de unos lustros hacia esta parte, algo que no hizo desfallecer el sueño ganadero de una familia muy ligada a este animal tan emblemático.
El de Conde de la Corte, un animal jerárquico y un punto altivo
Este es un tipo de toro con un comportamiento muy definido, un animal jerárquico y un punto altivo, algo que obliga a los hombres de campo a estar atentos de cualquier reacción que estos animales puedan tomar. En el vídeo que les ofrecemos a continuación vemos la pericia del mayoral de Conde de la Corte, así como la valentía de un caballo que se dejó llegar al utrero prácticamente a la cola. Se trataba de pasar a los novillos de un cercado a otro, pero uno de los astados de la camada no estaba por la labor, refugiándose junto a una pared de piedra que había en el cercado.
A los animales bravos no se les puede consentir que se salgan con la suya, ya que luego aprenden y costará más en el futuro moverlos, por ello hay que quedarse el tiempo que sea necesario hasta hacer que el animal vaya a donde quieren los hombres de campo. En esta ocasión consiguieron llevar al astado de Conde de la Corte al cercado correspondiente, pese a que este se negaba, una faena que puso en riesgo la integridad de tanto del mayoral como de su caballo, afortunadamente la labor se solventó sin mayores problemas.
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