El campo bravo esconde joyas genéticas que le dan sentido a una Fiesta tan plural como diversa. En un ecosistema como este se dan cita distintas especies que protegen la biodiversidad de la misma. Un paraíso para los sentidos donde conviven dos encastes en peligro de extinción. Allí las ganaderías de Monteviejo y Urcola compartían cercados en unas grandes extensiones de terreno.
Un lugar mágico donde la hierba es abundante y el agua fundamental para la supervivencia del ganado. Junto al ganado de Victorino también conviven los berrendos de Monteviejo y Urcola, dos ganaderías con sello propio por la que llevan años apostando en esta casa. Un tipo de toro distinto al resto, con unas virtudes marcadas y unos defectos que todavía no le han permitido alcanzar esa regularidad soñada pese a los brotes verdes que empiezan a verse.
En uno de los vídeos publicados por el canal de YouTube de Victorino Martín vemos la suelta de cinco sementales de Monteviejo y Urcola con sus respectivos lotes de vacas. Hay algunos a los que les cuesta reconocer su hato de vacas, mientras que otros acuden veloces hacia ellas. Son comportamientos que tienen que ver con la edad de los animales y su experiencia en el tema de la cubrición.
Dependiendo de la zona geográfica, esto se suele hacer entre los meses de octubre y diciembre, procurando retirar a los sementales cuando la primavera da paso al verano. Unos seis meses en los que el toro deberá dejar cubiertas al mayor número posibles de vacas, y de no hacerlo entraría el semental conocido como de repaso. Aquí en esta casa ganadera la elección de los sementales está muy sopesada, meditan que vaca o vacas son las idóneas para un semental específico, ya que de esta decisión depende el devenir de la ganadería.
Por lo tanto, la elección de los sementales y de las vacas madres es uno de los momentos claves en una ganadería de bravo, algo de lo que ya hablamos anteriormente. Victorino apostó por estos cinco animales para seguir puliendo un encaste Vega Villar, que fue historia de la tauromaquia, no hace mucho y que ahora recobra el protagonismo gracias a ganaderías como la salmantina de Paco Galache, una divisa por la que apostó recientemente Morante de la Puebla.
Los caballistas han de tener cuidado cuando se adentran en un cercado como este; las vacas están en celo y el toro no quiere que nadie se acerque, pudiendo reaccionar de mala manera si ve que peligra su harén. En estos momentos el toro considera como suyas a las hembras, no siendo así con unos becerros por los que no siente ningún interés pese a ser muchos de ellos hijos suyos. Esto es algo que podría sorprender, pero que es normal en ganaderías de este tipo. Unas reacciones que son palpables en el siguiente vídeo.