CAMPO BRAVO

Nevera, hielos y turmas bajo cero: así se logra procrear con un toro bravo ya muerto


viernes 5 mayo, 2023

La inseminación de vacas bravas ayuda a la fijación de determinados caracteres marcados por un toro bravo.

Toro Bravo
Un toro bravo en una imagen de archivo. © Pablo Ramos

El animal bravo no sólo puede ganarse la vida en una plaza de toros, sino que hay ganaderos que los torean en su casa, o incluso alguno como el onubense Fernando Cuadri que los echan a las vacas sin ni siquiera tentarlo —él es de la opinión que un semental es bueno o importante por la descendencia que da, no por lo que hizo en la plaza, de ahí que primero se vaya a las notas y luego busque los que están más en tipo de la casa para probarlos como semental—: «Yo busco a un semental por lo que es capaz de darme, no por aquello que hiciera en la plaza«, señala el criador de lidia.

Siempre se ha dicho que el indulto es un error del ganadero, y esto se debe a algo muy sencillo: los hombres de campo tienen que conocer su ganadería y evitar que animales de tales características acaben lidiándose en una plaza de toros. Por eso muchos de ellos buscan fórmulas para intentar minimizar sus posibles errores. Pese a todo hay múltiples ganaderos que piensan que es crucial que los toros demuestren su bravura en la plaza, y esto les dará un estatus diferente a ésta y con ello podrá optar a determinados carteles en las ferias de mayor importancia.

Todo empieza por una llamada de emergencia a un veterinario

Cuando hablamos de perdonarle la vida a un toro lo hacemos únicamente con animales excelsos, animales que han demostrado su bravura y su nobleza en el ruedo de una plaza de toros. Esa es la prueba más exigente que puede pasar un toro, aunque en ocasiones se le perdone la vida a un animal que no las reúna en su totalidad. El público y el aficionado es soberano, y con su petición está haciéndole ver al ganadero el tipo de animal que quiere ver en una plaza.

El indulto es un premio al toro, a su bravura, pero no siempre estos transmiten aquello que hicieron en la plaza, ya que la genética es caprichosa. Pero también hay ocasiones que por la exigencia de la plaza determinados toros no se acaban ganando la vida en el ruedo, entrando ahí la rápida intervención del ganadero, quien llamará de urgencia a su equipo veterinario de confianza para cortarle los testículos al animal. Sin ir más lejos esto pasó el pasado 12 de octubre en Madrid con dos toros de Victoriano del Río y este año en Sevilla con uno de Hnos. García Jiménez y otro de Domingo Hernández.

Don Álvaro Domecq, uno de los primeros ‘descubridores’ de esta fórmula

Torrestrella
Astado de Torrestrella en una imagen de archivo.

Uno de los primeros ganaderos que empezó a usar este tipo de técnicas fue D. Álvaro Domecq y Díez. El criador gaditano, mediante el corte de los testículos de sus toros más importantes, conseguía sacar las suficientes pajuelas para inseminar a las vacas que creyera oportuno. Debido a esto consiguió tener simiente de toros célebres de su casa para poder utilizar en casa y también vender a otros ganaderos interesados. Al otro lado del charco también han ido a parar pajuelas de toros de esta casa que han ayudado al crecimiento y asentamiento de vacadas importantes.

Toros como ‘Jáceno’ y ‘Espiguita’ de Victoriano del Río, ‘Filósofo’ de Hnos García Jiménez o ‘Ligerito’ de Domingo Hernández son un ejemplo de los toros que perpetuarán su simiente en varias casas ganaderas. Primero en la suya, lugar donde intentarán transmitir a su descendencia aquello que hicieron en el ruedo, y después en otras, como en la vacada portuguesa de Álvaro Núñez, un ganadero que ya declaró a los compañeros de El Mundo su intención de tener inseminar con pajuelas del toro de la familia Matilla a vacas de su propiedad.

‘Filósofo’ de García Jiménez y ‘Ligerito’ de Domingo Hernández, los dos casos más recientes

Ligerito Domingo Hernandez
El toro «Ligerito», de Domingo Hernandez, en los corrales de La Maestranza. © Arjona -Pagés

«Corrí al desolladero, no sin antes buscar una nevera y hielos, una locura. Llegué a tiempo. Menos mal. Fue extraordinario. Un toro como ‘Filósofo’ te hace una ganadería«, comentaba el ganadero sevillano hace unos días al compañero Zabala de la Serna. «El toro era de vacas. Le dije a Koke —por Jorge Matilla— que si no le iban a cortar los huevos, para preservar el semen, ya sabes. Y me contestó que no. Así que no veas la que monté».

Todo comienza por acudir al desolladero segundos después de ser arrastrado el animal y extraerle los testículos, lugar donde se encuentran las turmas —glándulas reproductivas del toro bravo—. Éstas deben ser inmediatamente introducidas en una bolsa con hielo para mantenerlas en baja temperatura hasta que se queden en manos de una clínica veterinaria que las pueda congelar.

Unos contenedores de nitrógeno líquido ultracongelados a 270 grados bajo cero como pieza clave

Filósofo Toro
El toro «Filósofo», de Olga García Jiménez, en los corrales de La Maestranza. © Arjona – Pagés

Hay que tener en cuenta que los testículos deben cortarse siempre con piel y ser introducidos en una bolsa limpia —si no se hace este proceso 24 horas después de la muerte del animal, las posibilidades de éxito son prácticamente nulas—. Tras ello, es el momento en el que los veterinarios añaden varios elementos líquidos de conservación a los propios testículos para, posteriormente, extraer las pajuelas de semen de las citadas turmas.

Unos contenedores de nitrógeno líquido ultracongelados a 270 grados bajo cero sirven para mantener intacto el semen, que puede estar incluso años sin usarse hasta que el ganadero decida inseminar a una hembra. El paso final —ya en la ganadería— es inseminar a las vacas elegidas con el semen del macho. El número aproximado suele ser entre 60 y 120 como máximo, un número nada desdeñable a vista del gran beneficio que puede traer para la ganadería.