Los actuales son momentos complicados para los ganaderos de lidia: la crisis sanitaria sufrida años atrás, unida a la subida de las materias primas y la caída del precio del toro de lidia, está haciendo que muchos criadores de toros bravos tengan que buscar soluciones para intentar cuadrar cuentas. Son meses en los que hay que apretar los dientes e intentar buscar esas materias primas que no mermen la capacidad del toro bravo, pero que sí, al menos, puedan hacer respirar las cuentas del ganadero.
Por eso, en momentos tan complicados las satisfacciones son mayores. El saber valorar los pequeños detalles hace que se pueda sobrellevar mejor estos momentos donde el camino se pone muy cuesta arriba. El nacimiento de un macho de una vaca y un semental en el que confías ciegamente, el ver embestir una vaca como sueñas en un tentadero, el poder lidiar tus animales en una plaza de toros, o el verlo embestir 15 o 20 veces por abajo, son momentos que no se cambian por nada.
Y más en una época donde el ganadero es ninguneado por un sistema que muchas veces tiene dentro de él a determinadas personas que se aprovechan del momento de dureza por el que llevan pasando los criadores para ofrecerles migajas por sus animales. «Si no me aceptas, eso ten por seguro que algún compañero tuyo sí lo hará».
Esa satisfacción que sintió hace unos días Tico Juan de Zoilo, un joven que tiene entre ceja y ceja volver a colocar a la ganadería de ‘El Marqués de Albaserrada’ en un circuito donde únicamente Francia y algunos pueblos de nuestra piel de toro le dan cobijo. Aquí, junto a Fabrice Torrito, mayoral de la saca, siguen ahondando en una ganadería donde el encaste Pedrajas poco a poco toma la delantera.
Nada más terminar la tienta, me fuí a buscar a su madre, la 144 Gigantesca al campo, a su cerrao.
Y así estaba ella, parecía intranquila, como medio adivinando que su hijo se acababa de jugar su futuro. pic.twitter.com/XH3RBBib2m
— Tico Juan de Zoilo (@TicoJuandeZoilo) May 9, 2023
Así, esta semana, este joven afincado en tierras de Guillena subió un vídeo cargado de simbolismo, en el mismo se veía a la 144 Gigantesca, una vaca de una enorme seriedad y ya curtida en mil batallas, moverse intranquila por su cerrado, horas antes su hijo el 11 Gigantesco se había ganado la vida en la plaza de tientas gracias a su bravura, un eral que tras recuperarse de las heridas propias de la lidia estará a prueba con un lote de vacas para perpetuar la sangre que le corre por las venas.
Como dimos antes, en momentos de tanta dureza para el ganadero y los que se encuentran junto a él, estos momentos se saborean aún más. El saber que en la casa aún hay esa bravura por la que llevas años luchando es para sentirte pleno, eso sí, sin sacar demasiado pecho porque luego el golpe puede ser grande. La gente de campo sabe que ser ganadero es una continua cura de humildad, son conscientes que hay que ir paso a paso, día a día, y más en ganaderías como estas.
En tiempos de dureza para el campo bravo hay una ganadería que sigue cimentando sus cimientos para volver al lugar que siempre ocupó, el trabajo es duro y aún queda tiempo por delante para llegar a la meta, pero con animales como este todo se ve de otra forma. La sonrisa no se le va de la boca a una familia ganadera que aún preserva una sangre única en la Finca Mirandilla, allí donde una vaca andaba intranquila porque sabía que su hijo —como ella hizo años atrás— se jugaba la vida para perpetuar su linaje en una casa que sigue trabajando en silencio para recuperar su estatus.
Hoy ha pasado por la plaza este añojo, el 11 Gigantesco.
Mañana prometo fotos de su tienta. pic.twitter.com/FxZmkPlxAm
— Tico Juan de Zoilo (@TicoJuandeZoilo) May 9, 2023