MARCO A. HIERRO / ILUSTRACIONES: JUAN IRANZO
Dos festejos lleva Sevilla a las espaldas esta temporada 2018 y en ambos se han paseado trofeos. En ambos, además, estaban las esperanzas puestas en los que se llevaron el pelo a las manos. Y los dos, Roca Rey y Pepe Moral, volverán a pisar este ruedo antes de que acabe abril. Pero hoy es otra historia. Ahora llega la hora de la verdad para los que tienen hoy su bala del año. En el patio de su casa, además, donde el confortable calor de los paisanos se troca bilis cuando las cosas no ruedan, porque a la gente no le puedes pedir que tenga memoria nada más que para lo que le interesa. Y el interés está hoy en la urgencia de los paisanos y su forma de gestionarla.
El ruebio torero de Espartinas vuelve hoy al ruedo de Sevilla después de que no le acompañasen los hados en sus actuaciones del pasado año. De hecho, parece poco bagaje las ocho corridas de toros que firmó el pasado año, que no rentabilizaron la puerta grande madrileña abierta en 2016. Con ella, y a final de temporada, el sevillano firmaba un apoderamiento con Simón Casas que le valía para torear en sus plazas, y no en todas; sólo Sevilla -porque es su tierra- y Pamplona -porque se lo había ganado con sangre- lo acogieron en sus carteles, fuera de la gestión del empresario francés. Y tampoco Javier fue capaz de ofrecer argumentos para entrar con solidez en las ferias.
Sigue teniendo las mismas armas que cuando se le puso el tiro de cara; corazón para afrontar los compromisos y mucha técnica bien asentada para no pasar mucha fatiga en la cara, lo que le cdonfiere, además, un plus de valor. Sabe lo que quiere, pero la falta de rentabilidad de esa puerta grande venteña el pasado año pueden haberle hecho mella en la moral y haberle trasladado la urgencia del triunfo para seguir firmando unos contratos que ya sabe que no son ni gratis ni fáciles de alcanzar para él. Y eso que su amplia sonrisa sigue siendo del gusto del aficionado, que aún le tiene en sus oraciones y sus esperanzas.
La tarde de hoy es clave para el devenir de su carrera, y él sabe que en Sevilla y con Torrestrella debe pasar algo, porque lo peor sería lo contrario. Le vale a su condición lidiadora, además, la movilidad que se le presupone al toro de Torrestrella, que es, a priori, una buena opción para Javier. Pero esta tarde será la hora de la verdad.
Regresa a Sevilla el hijo pródigo que tuvo que buscar su futuro y sus habichuelas en tierras mexicanas para redimir así la falta de contratos que se avecinaba en Europa. Fue Paco la esperanza sevillana, el sincaballos que fue capaz de abrir la Puerta del Príncipe y que tomaba una alternativa de campanillas en el abono abrileño de 2016. Pero se pasó el año y llegó 2017 con 10 contratos cumplidos, todos en tierras americanas. Ahora llega el momento de regresar a su tierra para intentar que el futuro le sonría un poco más.
Llega, además, con dos corridas de toros lidiadas hasta el momento en la temporada, lo cual significa que de los tres del cartel, es el que más toreado llega al compromiso sevillano, pero en el ruedo de El Baratillo será el encierro de Torrestrella el que imponga las condiciones. Y no sería malo para él que sacasen sus características los de Álvaro Domecq, porque le permitirían tirar la moneda, que es lo único que puede hacer en su situación de urgencia.
Como armas para afrontar la tarde tiene su gusto para torear y el oficio que le ha dado el hecho de sobreponerse a las adversidades y buscar soluciones a los obstáculos que se ha encontrado. Eso no sólo cambia la visión personal y profesional de un hombre, también lo hace con el torero que encierra y, por supuesto, con el poso que atesora para funcionar o no. Esta es su tarde. Básicamente porque no tiene otra.
Una alternativa de detalles tomada en la pasada Feria de San Miguel traía consigo, además, esta corrida de toros en la que Pablo Aguado regresa a El Baratillo. Es el más nuevo de los tres, es cierto, pero pesan sobre él ya algunas circunstancias personales que le han hecho madurar mucho. En primer lugar, ya no es ningún niño, y lleva mucho tiempo macerando el poso de su toreo de pellizco, tal vez el de concepto más sevillano de los tres que cumpletan el cartel de hoy. Además, el reciente fallecimiento de un importante pilar en su vida, como era su padre, servirá de acicate para que la tarde de hoy no pase como un mero trámite. Porque tiene la urgencia de firmar contratos.
Fue Pablo el guardián del ‘pellizco’ entre la novillería, y abanderó la sevillanía cada vez que tuvo ocasión, con triunfos en plazas importantes y el beneplácito de Madrid, entre otros cosos. Pero el doctorado de San MIguel lo presenta con otros ojos al mismo que se sentaba en el tendido, y la tarde de la alternativa -con su carga de amabilidad para los toricantanos- ya pasaron a la historia. Ahora hay que volver a empezar, y no está mal que sea entre paisanos -muchos también amigos- y con una de Torrestrella para firmar el triunfo o no.
Dicho está cuál es el concepto de un Aguado que siempre busca el sentimiento; toreo de trazo corto y y pulso lento, de más profundidad que largura y diana en la barriga para levantar de los asientos simplemente con una trinchera. Tiene Pablo, además, un oficio bien aprendido que le hace ser un baluarte joven para atender a la movilidad de un encaste como el de hoy. Él mismo ha reconocido -en entrevista a Cultoro- que la movilidad de los de Alvarito Domecq debe jugar a su favor. Esta tarde se verá el resultado.
El hierro que fundase don Álvaro Domecq regresa hoy al que es, sin duda, su feudo más importante. La estrella cumple en 2018 nueve años consecutivos lidiando en La Maestranza y eso suele ser síntoma de cierta regularidad. Máxime cuando la vacada se ha reencontrado la senda de las grandes ferias y las tardes de lidiar.
Fueron trece los compromisos que tuvo el hierro en 2017, cinco más que el año anterior, lo que explica la recuperación de una ganadería que ha sabido superar el pequeño bache de desaparecer de las grandes ferias. Sevilla, sin embargo, siempre ha sido el reducto del toro de don Álvaro.
Variado de pelo, el toro de Torrestrella aúna la clase con la movilidad y el temperamento, pero son estas últimas las cualidades que le han dado a este tipo de toro su fama. Después de los premios cosechados por toros lidiados el pasado año, Sevilla sigue siendo la fecha de su reválida anual.