AL SUR DEL CIELO

Se le echa de menos


lunes 12 junio, 2023

David de Miranda ha sido uno de los toreros más afectados por el parón de la pandemia y por un sector empresarial que padece una falta alarmante de paciencia y memoria.

David De Miranda
David de Miranda. © Luis Sánchez Olmedo

Fue uno de los nombres propios de la temporada previa a la pandemia, un torero que lograba el sueño de confirmar alternativa en Las Ventas en un cartel de campanillas junto a Julián López ‘El Juli’ y Paco Ureña con la corrida de Juan Pedro Domceq. Le había costado casi tres años que la empresa gestora del coso capitalino se acordara de él para darle cabida en uno de los carteles de la temporada.

David de Miranda lidió con ‘Despreciado’, candidato a todos los premios, al que el onubense toreó corazón en la mano saliendo en volandas camino de la calle Alcalá. El triguereño se había puesto ene el escaparate tras un triunfo a ley ante un toro que exigió lo mejor de él. Parecía que todo iba encaminado a anunciarse en todas las ferias y en los carteles de postín, pero la cosa se quedó a medias. Pese a torear 29 festejos, pocos fueron los carteles donde se acarteló con figuras del toreo, apareciendo en festejos de triunfadores o de toreros de la parte media del escalafón.

Confirmó alternativa en Nimes en una tarde donde compartiría salida a hombros por la puerta grande junto a Antonio Ferrera en un cartel que completaban Román y Toñete. Alicante, Algeciras, Badajoz, Azpeitia, Huelva, Almería, Málaga —haciendo doblete—, cuenca o Albacete fueron las plazas donde el onubense consiguió entrar gracias a ese triunfo en Madrid. Pero como dijimos, la felicidad no fue del todo completa al no estar en plazas de primera como Pamplona, Bilbao, Sevilla, Madrid o Zaragoza, amén de cosos franceses donde no tuvo cabida.

Acabaría ese 2019 con 24 festejos a sus espaldas y 39 orejas cortadas, colocándose en un lugar inmejorable para un 2020 en el que la pandemia truncaría su temporada más esperada. Comenzó la misma en Valdemorillo, pero pese a estar anunciado en plazas importantes, únicamente pudo torear en su querida Huelva y en Niebla. A la temporada siguiente realizó el paseíllo en 9 ocasiones en una temporada donde se fue notando levemente la recuperación de la temporada. Pero 2022 debía ser el año para que las empresas lo tuvieran en cuenta, pero volvió a encontrarse las puertas de las mismas cerradas a cal y canto.

Únicamente Plaza 1 le daría la oportunidad de hacer el paseíllo en San Isidro en un cartel con Román y Gonzalo Caballero y la corrida de Algarra pese a ganarse un cartel de mayor boato por su triunfo de 2019, pero ya saben el refrán: “Son lentejas: si quieres, las comes, y si no, las dejas”. El torero aceptó y como suele ocurrir en esta plaza, todo se puso a la contra. Los 10 festejos restantes fueron por plazas de tercera donde el eco mediático se reduce mucho si no es un festejo televisado o te anuncias en un cartel de figuras.

Por eso duele que a toreros humildes se les cierre la puerta en las narices, o lo que es peor, que ni siquiera cumplan la palabra dada y descuelguen el teléfono. Pero el onubense encontró el calor que necesitaba con un paisano como José Luis Pereda, firme defensor de los toreros de Huelva y que vio en él a un torero que no había dicho su última palabra. Tras una unión durante más de diez años con Jorge Buendía, empresario cabal y gran aficionado, ahora es el turno de José Luis.

Cuatro son los festejos que lleva a sus espaldas este año: Ubrique junto a José Garrido y Alfonso Cadaval; Cabra junto a Antonio Ferrera en la triunfal alternativa de Juan Carlos Benítez; Mérida, arropado por Ventura y Morante de la Puebla; amén de Palos de la Frontera, con Curro Díaz y Cayetano. Un triunfal inicio con 12 orejas y 2 rabos a toros de Soto de la Fuente, José Luis Pereda y Albarreal amén del festival en el coso de La Merced el pasado 28 de febrero donde paseó otras dos orejas.

Con Huelva en el horizonte, una de las pocas plazas donde siempre ha ido rodeado de figuras, es el momento de la apuesta de esos empresarios que se dan golpes de pecho haciendo valer su condición de grandes aficionados, porque el camino se demuestra andando y no con palabras sino con hechos. Miranda, al igual que otros muchos toreros, busca esa oportunidad para poder tener la regularidad que tanto necesita. Ahí están los datos, cuando se le ayudó respondió con creces, y únicamente hay que irse a la citada temporada de 2019.

Es cierto que tiene un apoderado que gestiona varias plazas, pero no es menos cierto que no ha devuelto la moneda, unas veces porque ni tan siquiera lo han puesto, y otras porque demostró no devolverla. Ahora toca que su provincia lo arrope, que lo tengan en cuenta más allá de su plaza, y que la temporada no quede única y exclusivamente a las plazas que gestiona su apoderado.

Hay que darle la oportunidad que se merece, al igual que una gran amalgama de toreros tremendamente válidos que hay en el escalafón. La apertura de los carteles se antoja más necesaria que nunca gracias a la nueva hornada de aficionados que están acudiendo a las plazas, la fuerza de algunos toreros —jóvenes y no tan jóvenes—, y la salud de muchas plazas. Ese es el camino para que su comparecencia en plazas de mayor fuste esté justificada y no sea un “sálvese quien pueda”.

Es el momento de esa apuesta, de ese paso adelante que tanto reclama el aficionado. Pero también hay que ser conscientes que hay que remar todos en una misma dirección y no dejar desamparado a un empresario que decide apostar por esos carteles —aun sabiendo el riesgo que entrañan—, para que luego esos que los demandan ni tan siquiera pasen por taquilla. En redes sociales es muy fácil jugar con el dinero del empresario, los muslos de los toreros y el pienso de los ganaderos, ¡qué vamos a esperar de aquellos que exigen corridas en televisión y luego buscan canales piratas para ver las corridas!.

Es el momento de aceptar el reto y apoyar a esos empresarios que valientemente apuestan por toreros como David de Miranda en sus carteles, porque de toda la vida se hizo así: Dos figuras y un joven, de lo contrario nosotros mismos le estaríamos cerrando la puerta al relevo generacional. Empresarios, figuras y aficionados, ¡pónganse las pilas! porque de no hacerlo puede ser tarde.