Esther Hernanz, madre del torero Víctor Barrio, protagonizó el pasado fin de semana en el programa Clarín, de RNE, una de las entrevistas más emotivas de los últimos años en el mundo del toro. Siete años después de la muerte del torero en la plaza de Teruel, Hernanz pidió al mundo del toro dos peticiones especiales: que ponga especial ahínco en la retransmisión de toros por televisión -especialmente en abierto- y que transmita los valores de la Fiesta a las nuevas generaciones. «Todos los días son difíciles llegando estas fechas. Tenemos a todos los amigos y familiares alrededor«, comenzaba exponiendo Esther, madre del torero.
«El hecho de que esté aquí hablando ya quiere decir que prevalece más todo lo que Víctor nos inculcó. Al final, nosotros somos unos simples aficionados al toro; él hizo que esto nos pudiera, que esto nos apasionara. Vivir con él una tarde de toros era vivir algo fantástico. No es lo mismo ver una corrida de toros sin saber lo que vas viendo, a tener una persona al lado que te va explicando, que te va sacando lo más bello del animal, que te va diciendo en lo que el torero puede ayudar al toro… es algo totalmente distinto a lo que la gente pueda creer», defendía la madre de Barrio.
«Ellos no tienen una lucha con el toro, sino una comunión con él. Ellos emergen y no luchan con el toro, sino que intentan sacar lo más bello del animal y, de esa manera, poder conjugar con ellos, que el toro sufra lo menos posible y hacer algo bello con mucho arte», defendía en los micrófonos de Clarín.
Hace siete años que Víctor no está, pero su legado, dentro y fuera de la plaza, es inmenso.
La que sigue aquí es su madre: Esther Hernanz. Esta entrevista en @clarinrne es de escucha obligada, para taurinos y no taurinos. ¡Qué ejemplo!
Gracias Esther ❤️https://t.co/V17yTwZFZv pic.twitter.com/rEXof9OSH7
— Raquel Sanz (@raquelsanz) July 10, 2023
La estatua a Víctor Barrio que se inaugurará en Sepúlveda
Este mismo sábado se celebró una misa en memoria de Barrio en Sepúlveda: «Víctor calaba con todo el mundo. Tenía un feeling especial con los niños y con los mayores«, señalaba. Y avanzaba cómo se está proyectando una estatua en memoria de Víctor Barrio en la calle Barbacana de la localidad: «Era el lugar por donde cogía ahí el encierro y si podía llegaba hasta la plaza con ellos. El mero hecho de estar cerca de un toro le daba la vida. Por eso es ahí donde quieren hacerlo». «En este año, si Dios quiere, el escultor podrá terminar la obra. Ojalá podamos verla puesta ahí, que es donde él querría verse«. «No es una estatua que conmemore la imagen de mi hijo, sino del toreo en Sepúlveda. Aquí no se celebra San Pedro o San Juan, sino los santos toros el último domingo de agosto», ponía en valor Esther.
«Una de las cosas que enfurecían a Víctor era por qué no se podían ver los toros por televisión. Hay muchas residencias de ancianos donde no hay Plus donde se puedan ver. No es lo mismo sentarte en una plaza de toros sin entenderlo, a que haya una persona al lado que te explique qué es lo que está pasando abajo», defendía su madre.
«Que un niño de hoy en día quisiese jugar al toro ya le parecía la leche»
«Él ha hecho que mucha gente que no conocía el mundo del toro, primero se hiciese barriero, amantes de lo que él hacía, y luego amantes del mundo del toro. Él era capaz, antes de una corrida, ponerse a jugar con los niños al toro. Una vez, en Calahorra, en el paseíllo, todos los niños coreaban el nombre de Víctor Barrio. Yo me quedé loca. Y cuando mi hijo llegó a casa y me dijo que se había pasado toda la mañana en la plaza jugando con los niños al toro lo entendí. Hay que acercarse a la gente joven», defendía la madre de Barrio. «Que un niño de hoy en día quisiese jugar al toro ya le parecía la leche», exponía.
«Nosotros seguimos viendo toros. Siempre que podemos, nos acercamos a ver a chavales que empiezan. Él nos enseñó que el mundo del toro es muy bonito y que hay que amarlo. Y si no sabes amarlo, no sabes respetarlo. Yo recuerdo un día de la madre que me agarraba de la mano y que me decía que me iba a llevar a un sitio: y me llevaba a Las Ventas. Me explicaba cómo ver los defectos y las virtudes de un toro desde la grada. Todo el mundo se apiñaba a nuestro lado para escuchar lo que él decía. Acababa contagiándote ese cariño y ese amor por el toro. Porque no hay nadie que venere más al toro que un torero», confesaba.
«Él siempre apostaba por los chavales jóvenes, que no se les metiera en novilladas con unos toros de 650 kilos, con unas cornamentas que daban miedo hasta el más pintado. El mundo del toro es muy difícil. Mucho. Yo entiendo que todos los deportes necesitan un trabajo previo, pero es que además en esto te tienes que poner con un animal delante y depende mucho de ello. Él estaba muy a favor de que se les diera sitio, y siempre decía que igual que había equipos de primera y segunda, y los de primera no jugaban con los de tercera, que les dieran un sitio a los chavales que estaban empezando y que tuvieran su espacio», defendía Hernanz en el programa Clarín.