Las tradiciones son algo que está intrínsecamente unido a la historia de España, un país que durante siglos ha venido apostando por aquella historia que nos engrandeció como patria. Unas de esas tradiciones son los encierros de las reses por las calles de los pueblos y ciudades, esas que vinieron heredadas de nuestros mayores y que pasaron de generación en generación. Y de eso bien saben en Pamplona, una ciudad que tiene al toro como emblema y al encierro como sello identitario.
El pasado 9 de julio tuvo lugar una bella historia que tenía como protagonistas a un padre y a un hijo, dos generaciones que llevan 21 años unidos por el toro bravo. Dos navarros que ahora separaban sus caminos tras la retirada de un padre orgulloso por ver como su hijo continuaba su legado. Se trataba de Mariano Jiménez, corredor que le cedía el testigo a su hijo Eder en la Cuesta de Santo Domingo tras 41 años corriendo los encierros. En esta ocasión, como aquella primera vez, fue delante de los cabestros de cola tras el encierro de los Hros. De José Cebada Gago.
Allá por el 9 de julio de 2002, padre e hijo cogidos de la mano comenzaron una historia que más de dos décadas después ha tenido este final tan especial. Tanto la primera como esta última han sido con los ya mencionados cabestros de cola, esos que van barriendo de corredores las calles de Pamplona una vez que los toros ya han salido de los corrales del Gas. Una carrera simbólica que ponía el broche a toda una vida junto al toro.
Hace 21 años el papá le enseñó al hijo que un día el sería papá. https://t.co/g4PE99X9y5 pic.twitter.com/h9agAI7k2Y
— Javier Carabias (@javitaurino) July 9, 2023
“Qué alegría como un padre le cede el testigo al hijo para seguir con la grandeza de la Tauromaquia que tantos valores tiene de cara a afrontar la vida” comentaba Carlos Grasa en Twitter. “Hermosa escena, como todo un atleta entregando el “testigo” y tradición a la nueva generación” escribía también Augusto Arango A en relación con un Tweet publicado por Javier Carabias con el siguiente texto: “Hace 21 años el papá le enseñó al hijo que un día él sería papá”.
Un relevo generacional que también fue publicado por los compañeros del Diario de Navarra, los cuales le dedicaron un artículo a este momento tan bonito. Una tradición que siempre se ha llevado a cabo en la capital navarra y que esta vez titularon como “El relevo del padre”. Mariano Jiménez, corredor de dilatada trayectoria, ha sido corneado en dos ocasiones (2014 y 2019) y evacuado al hospital con una fractura en 2022.
“El corazón me dice seguir, pero las fuerzas no acompañan”, reconoce en las páginas del Diario de Navarra. Eso sí, “nunca he pensado que el toro me iba a matar. He disfrutado muchísimo”. Este sábado se retiró de la mano de su hijo Eder, un joven que continuará con esta tradición inculcada desde chico por un padre que siempre le tuvo un respeto especial al toro bravo, ese que cada año pone a Pamplona en el mapa.