«Él tenía parte de nobleza pero cuando lo apretaba perdía el celo y era muy complicado que mantuviera la atención en la muleta. Pero, bueno, estoy bien, lo he matado muy bien y queda otro dentro», comentaba Daniel.
«El otro lo he matado mejor, este me echaba la cara arriba», explicaba Luque. «Ha sido una tarde de esas que nunca son fádiles pero a las que les tomas el buen sabor cuando te das cuenta de que has superado una prueba con nota», señalaba el sevillano.