Monte la Ermita es uno de esos proyectos ganaderos que en silencio va dando pasos firmes para llegar al lugar marcado. Una vacada con sangre Domecq que busca el toro de calidad, pero sin renunciar a la exigencia que da la bravura. Torrestrella, Jandilla y Juan Pedro Domecq son las tres ramas que componen la ganadería madrileña de Monte la Ermita, un proyecto que comenzó en 2013 tras la compra de la ganadería de Carmen Segovia.
El hierro madrileño que comanda José Antonio San Román Hurtado poco a poco ha conseguido meter la cabeza en un determinado número de plazas donde los carteles ganan en categoría y la repercusión es mayor. Sin ir más lejos, Madrid es una de esas plazas, un coso donde su presencia en la penúltima novillada del mes de julio es un paso más a la hora de seguir buscando su sitio en el circuito. La ganadería también está anunciada el 9 de octubre en Valencia.
El Alamillo, finca que poseen en Ávila, se encuentran los animales de saca, una camada de una gran armonía con animales para todo tipo de plazas. En estos pagos el calor no es tan acuciante como en Monte la Ermita, finca que poseen en Madrid. Aquí, por la altura y la orografía de la finca, los machos pasan mejor el verano y sufren en menor medida los estragos de la ola de calor.
Paseamos por los distintos cercados de la finca abulense donde divisamos la imponente novillada que será lidiada hoy en Madrid. Una serie de animales muy en tipo de la casa y con la seriedad que exige la primera plaza del mundo. Junto a ella también están los utreros que serán lidiados en Sotillo de la Adrada, zona conocida como ‘El Valle del Terror’ por los imponentes animales que se suelen lidiar en esta zona.
La camada para este año también incluye varias novilladas más, concretamente dos que aún están sin fijar fecha y plaza. Utreros bajos y con hechuras muy armónicas en las que la variedad de pelo es algo evidente por la sangre que les corre por las venas a estos animales. Aún es pronto para lanzarse al mercado de las corridas de toros, aquí prefieren ser cautos y basarse en las novilladas con y sin picadores, pese a que no se cierran a lidiar puntualmente cuatreños.
FOTOGALERÍA: PABLO RAMOS