Todo sucedió cuando el torero peruano muleteaba al incierto segundo astado de Bañuelos en la tarde de ayer en Santander, un torero que ya tuvo que domeñar la embestida del astado en una primera tanda donde ambos pusieron sus cartas sobre la mesa. La faena era un toma y daca, uno intentando limar la aspereza del animal y este intentando no sucumbir al mando del torero. Y llegó la cogida en el momento en el que Roca pasó la línea de la verdad, esa en la que el toro no quiso ser sometido y en un pase de pecho se lo echó a los lomos.
El toro cogió como un trapo al limeño, que fue zarandeado de una forma soberana. Ya en el suelo, el de Antonio Bañuelos hizo por segunda vez por el torero, izándolo otra vez en un momento dramático. Momentos de tensión al ver al torero desmadejado por la paliza de un animal que nunca se entregó. Gran parte de la afición respiró al ver como volvía a la cara del toro, pero siempre conteniendo el aliento al saber que podía volver a producirse otro percance.
El peruano cerraría su labor con una poderosa serie que puso a la gente en pie. La estocada puso en su mano la oreja de geniudo animal. Visiblemente dolorido dio la vuelta al ruedo para pasar a la enfermería antes de dar suelta al tercero. Se le hizo una exploración por parte del equipo médico, descartando estos que hubiera cornada. El espada se quejaba de la rodilla, algo que hizo que se dilatara su paso por la enfermería.
Pablo Aguado había conseguido captar la atención de la plaza con una faena de pura caricia malograda con la espada, más tarde Cayetano no conectaría con la nobleza apagada del cuarto. Los minutos caían y no se veía al torero peruano. Aún seguía en la enfermería y la mayoría de los aficionados que llenaban la plaza no sabían si finalmente saldría a matar el quinto. Fuera no sabían si había sudo únicamente un golpe o llevaba cornada.
Todo pareció aclararse cuando se anunció que Aguado mataría al sexto en quinto lugar, pero la condición de este hizo que la su labor fuer más rápida de lo esperado, sembrando la duda de si finalmente el peruano saldría para lidiar al sexto. Fueron momentos de angustia tanto en los tendidos como en la enfermería, la voltereta tenía muy dolorido a un espada que seguramente tuvo que ser infiltrado para salir al ruedo a y no obligar a Cayetano a tener que lidiar al sexto.
Y por fin se abrió la puerta de la enfermería, Roca Rey caminaba con el rostro algo compungido pese a saludar a los tendidos y agradecer el apoyo de estos. El peruano sabía que si volvía debía de ser plenamente consciente que no podía hacerlo con el freno de mano puesto. Lo sucedido más tarde en el ruedo de todos es conocido, demostrando la capacidad de un espada que aún con problemas en la rodilla fue capaz de sobreponerse a uno de los percances más dramáticos de lo que llevamos de temporada pese a no calar el pitón en la piel del torero peruano.
Hubo dos partes médicos, uno tras el percance sufrido en el segundo de la tarde y otro tras entrar en la enfermería una vez paseadas las dos orejas del sexto. “Roca Rey sufre un politraumatismo que afecta a la rodilla izquierda” rezaba el primer de ellos, por su parte el segundo era más extenso y dejaba patente la paliza sufrida por el espada limeño. “El espada peruano sufre contusiones múltiples en cuello, cara, muslo derecho y rodilla izquierda”. Un torero que en el día de hoy se someterá a diferentes pruebas radiológicas para descartar lesiones o, en el peor de los casos, constatarlas, preocupando sobre manera la citada rodilla izquierda.