Una de las Ferias novilleriles que más expectación crean en la temporada taurina es la de la localidad murciana de Calasparra, en la que la variedad de encastes y hierros que se lidian siempre es todo un emblema.
En esta edición, como es tradicional, del 3 al 8 de septiembre se celebrará el certamen de la Espiga de Oro, que constará de seis novilladas con este elenco; Novillos de Barcial. 4 de septiembre: Novillos de Los Bayones. 5 de septiembre: Novillos de Prieto de la Cal. 6 de septiembre: Novillos de Juan Luis Fraile. 7 de septiembre: Novillos de Pedrés. 8 de septiembre: Novillos de Pincha.
Y uno de los animales que más han impactado en los últimos días por su presencia será el que se lidie el día 3 de septiembre del hierro charro de Barcial para una terna compuesta por Rafael Reyes, Joao D`Alva y Mario Arruza.
Novillo de Barcial reseñado y que será lidiado en Calasparra el próximo 3 de septiembre. Novillo que ya les gustaría a muchas plazas de primera y segunda verlo como toro. pic.twitter.com/e4830leY2z
— BURLADERO JOVEN (@BurladeroJoveen) August 18, 2023
La ganadería de Barcial y su origen Vega-Villar
La ganadería salmantina de Barcial es, junto a Sánchez-Cobaleda y Francisco Galache, el exponente máximo del encaste Vega-Villar. Esta rama genealógica del ganado de lidia es parte fundamental del pasado y el presente del toro bravo. Esta ganadería pasta en las fincas La Matilla (Beleña) y La Torre (San Pedro de Rozados), ambas en la provincia de Salamanca. En su pelaje suelen predominar los berrendos, luceros, calceteros, coleteros… Por este motivo, los toros de este encaste son popularmente denominados como «los patas blancas».
El origen de dicha ganadería se remonta a 1910, cuando don José Vega comienza a formarla con vacas de Veragua y sementales de Santa Coloma. Más tarde, en 1914, pasó a los hermanos Villar. En 1928, D. Arturo Sánchez Cobaleda compró a Francisco Villar su ganadería, de procedencia Vega-Villar, y trasladó sus fincas a Salamanca: de Terrubias, Castillejo y Barcial. Tras la muerte de D. Arturo Sánchez Cobaleda en 1942, repartió sus fincas y respectivos lotes entre sus cinco hijos: Pilar, María, Manuel, Ignacio y Jesús.
Las porciones de tierra, con sus respectivos hierros de estos últimos, son manejadas por Jesús hasta su fallecimiento en el año 1960. A partir de entonces, se divide de nuevo la ganadería entre sus herederos.