Siempre hemos dicho que los toros son uno de los animales más misteriosos que hay sobre la faz de la tierra. Esto se debe al comportamiento que tienen diariamente en su hábitat natural, ahí donde la supremacía por el poder es el pan nuestro de cada día, y en el que el remate de los toros o los cambios atmosféricos producen que los toros se alteren y se produzcan un número mayor de enfrentamientos.
“El toro es un animal muy sensible, fíjate, que prevé los cambios de presión días antes de que nos pasen, debido a que es un animal poco sociable y con jerarquías poco estables, lo que le hace emprender una lucha por la dominancia”, nos comentó en su día el reputado veterinario Julio Fernández. Se trata de uno de esos hombres que conocen al animal bravo del derecho y del revés, uno de esos veterinarios que sabe que además de la selección, un ganadero no debe descuidar la alimentación, la sanidad y el manejo.
El toro es un animal que nota mucho el cambio de tiempo, algo que ya nos contó la ganadera y veterinaria Macarena Gallego. “Este tipo de animales, cuando prevé lluvia o cambia el viento, están más revoltosos”. Eso es precisamente lo que pasó en la ganadería sevillana de la familia Algarra, una explotación ganadera enclavada en la sierra norte que da cobijo tanto a machos como a hembras en la emblemática finca ‘La Capitana’.
En un vídeo subido a redes sociales por Luis Algarra, hermano de Aurora Algarra, actual representante del hierro familiar, vemos como un imponente ejemplar empieza a pitar. Cuando un toro pita, suele ser el barrunto del levante, la lluvia o el desplome del calor, algo que podemos ver en unas imágenes donde una tormenta de verano acaba de hacer acto de presencia. El animal se encuentra inquieto, de ahí que instantes después empieza a bramar, un sonido que emite al estar buscando pelea.
Este imponente astado empieza a meter sus pitones en la arena mojada, las lluvias caídas en pocas horas han dejado el suelo más blando y húmedo, de ahí que el toro sea capaz de enterrar sus pitones en una tierra que hace unas horas estaba seca y dura. Gracias a las fundas no hay desgaste de su encornadura, no sufriendo este daños irreparables. El único problema sería que diese con una piedra bajo tierra y al hacer palanca esto pudiera provocar que pese a llevar fundas el pitón se viera seriamente afectado.
El toro está furioso, se echa tierra encima, busca alguien con quien pagar su enfado, algo que no aflora en el resto de sus hermanos de cercado, los cuales siempre le dan la espalda al viento para que la lluvia no les dé de cara. El instinto salvaje de los toros provoca que no estén cómodos cuando cambia radicalmente el tiempo, debido a ello hay que tener sumo cuidado cuando vemos que empiezan a originarse peleas. Separarlos es muy complicado, por ello cada vez que cambia el tiempo el ganadero se echa a temblar.
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