MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA: LUIS
SÁNCHEZ OLMEDO
Adelantar por la
izquierda es lo más común en la vida diaria. Casi por inercia, casi por
instinto hacemos lo mismo que cuando conducimos un coche. Tendemos a ladearnos
hacia el lado zurdo para dejarle a la diestra –la de más común manejo entre los
mortales- libertad de movimientos. Y ahí nos parapetamos, fiando nuestra
seguridad y nuestro futuro a la mano que menos nos obliga a pensar.
Al contrario sucede en
el toreo, porque es por la izquierda por donde adelantan los tíos cuando saben
que a la ruleta rusa se juega a ganar o morir. Es la zurda la de los billetes,
la de los olés barrigueros y los culos levantados, la que hace morir a esta
plaza y a todas las plazas del mundo. Y el que ha adelantado por la izquierda y
en este ruedo, y con una de Miura hoy, se llama Rafaelillo y es miembro del
Comando Pimentón. Así llama Pedro Javier Cáceres –que vive hoy un momento
amargo por el fallecimiento de su madre- a dos murcianos que han sabido hacerse
un hueco en el corazón del aficionado a base de entrega y verdad.
Hoy la dejó el bajito,
el del corazón grande, el que adelanta por la izquierda con los que tapan el
carril y te hacen cortes de manga. Uno hubo hoy que le obedeció al pedal porque
lo traía bien sobado cuando le cogió la sarga. Le había visto el cuchillo en la
embestida a diestras, y la intención de usarlo a nada que tuviese ocasión. Por
eso se olvidó de esa mano si no era para colgar la ayuda. Y al natural le lanzó
trapo, le cosió el hocico al suelo y le aprovechó la humillación para eternizar
el trazo con la muñeca y la voz.
Toda una faena
adelantando por la izquierda, dejando volar la tela para que la viera uno de
Miura, enchufándose al gusto de Madrid por donde sabe que no va a fallar.
Perfecto en la colocación, firme en el toque, buscando constantemente que el
natural bueno –el que viajaba hacia adentro- no fuera el primero de tanda.
Adelantando por la izquierda para hacerse aún más grande. Y allí llegó el metal
puñetero para limpiarle el botín, pero ya se había hecho un hueco Rafael, y ya
saben que por la izquierda adelanta.
Mucho tenía adelantado
Javier Castaño con anunciarse esta tarde y saludar la cariñosa ovación que le
tributó Madrid al romper el paseíllo. Demostró sensibilidad la plaza después de
pasar su enfermedad. Y también al terminar con el quinto, aunque no hubiese
pasado nada.
Venía Pérez Mota a
adelantar por la izquierda, porque sabe manejarla el gaditano y sube el pan
cuando la larga, pero ni opción tuvo esta tarde de hacerla reaparecer. Dos
toros esmirriados de hechuras, vulgarones de ademán y poco claros de ideas no
fueron el material necesario para que se venga arriba un torero de pasión. Pero
era la que había cuando propusieron adelantar, y no está el asunto para
despreciar un coche cuando confías en tu izquierda.
De izquierdas no son los
de Miura, aunque encumbren a toreros capaces de adelantar por allí. Y aunque
pasen sin un pito por su horrible presentación y su pinta acaballada –el que se
devolvió fue por flagrante lesión-. Son cosas de consentidos de los que mueren
por abajo y se mueren por un natural. Porque el toreo, en Madrid, adelanta por
la izquierda.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Feria de
San Isidro, trigesimoprimera y última de abono. Lleno.
Toros de Miura,
vareados y lavados de cara, y un sobrero de Valdefresno, cuarto, acochinado y sin cuello, horrible. Devuelto el
primero por cojo y endeble; de gran pitón izquierdo primero bis; deslucido y
sin humillar el horrible segundo; reservón y a la caza el zorrón tercero; de
cierta calidad con la morfología a la contra el zambombo cuarto; noblón y
pasador de corto viaje el esmirriado quinto; espectacular en varas y sin
entrega en la muleta el sexto.
Rafaelillo (nazareno y oro): Ovación tras aviso y silencio.
Javier
Castaño (nazareno y oro): Silencio tras aviso y
ovación.
Pérez
Mota (sangre de toro y oro): Silencio y silencio.
Saludaron
en banderillas Fernando Sánchez tras banderillear al quinto y Raúl Ruiz tras
hacer lo propio con el sexto.