Hace unas semanas comentábamos que el toreo no siempre es gloria y triunfo, y que incluso que esos espadas que ahora copan los carteles más importantes pasan por momentos muy duros durante la temporada. Bien es cierto que aquellos que tiene pocos contratos tiene un camino de mayor dureza, esos que día tras día sueñan con la oportunidad que les cambie la vida. Desafortunadamente, la reducción de festejos obliga a dar golpes sobre la mesa casi a diario, cuando hace unos años una oreja en Sevilla o una vuelta al ruedo en Madrid servía para firmar 20 corridas de toros.
Dentro del escalafón hay una serie de matadores con unas condiciones bárbaras para funcionar, pero que andan parados en su casa en busca de esa llamada. Otros, pese a torear poco, también están pendientes de ese teléfono para demostrar que siguen en el camino correcto. Ese es el caso de un Jiménez Fortes que ya demostró en las corridas de Antequera y Málaga que anda plenamente recuperado de aquel percance que le frenó en seco su carrera.
Un torero que vio cómo esa inoportuna lesión y una pandemia borraban de un plumazo años de claro ascenso en su toreo. El tiempo pasa para todos, y en el tiempo que ha estado convaleciente se han sumado al carro de las ferias una serie de toreros que ocuparon ese hueco que antes tenía el malagueño. Pero tras lo visto en esos dos festejos antes citados, Saúl se encuentra en un momento de madurez plena, pero necesita continuidad para seguir en la brecha y sumar un mayor número de contratos.
Siempre se ha dicho que es más fácil ser Papa que figura del toreo, algo que pueden afirmar todos y cada uno de estos espadas que se han puesto delante de la cara del toro y que han tenido la oportunidad de -al menos- intentar funcionar en este mundo. Muchos de ellos se ven abocados a cambiar el oro por la plata, otros incluso deciden que están mejor sin el chispeante puesto, ejerciendo labores de mozo de espadas o ayuda de un torero. Pero hay otros que pese a las piedras que hay durante el camino no abandonan y siguen apostando por ellos mismos.
Ese es el caso de Fortes, un torero que no sabe vivir sin torear, de ahí que sintiera la llamada del toro y se decidiera tirarse de espontáneo y ponerse delante de un animal bravo en la localidad madrileña de Arganda del Rey. Allí el malagueño no dudó en ponerse delante de este animal para volver a sentirse vivo y coger sensaciones de cara al próximo festejo que tiene por delante, ese que no le quita el sueño pero sí le hace soñar.
“Hoy fui a los orígenes del toreo, el pueblo, y me hizo conectar con lo verdaderamente importante, torear, para sentirme vivo, para expresar y para compartir esta pasión con cientos de personas, que también eligen ponerse delante del toro. Hoy fui feliz con grandes amigos” comentaba el matador de toros malagueño en sus redes sociales el pasado sábado 9 de septiembre. Un vídeo que ha corrido como la espuma hasta ser visualizado por casi 2400 personas.