CURIOSIDADES

¿Por qué Morante nunca ha indultado a un toro?


martes 12 septiembre, 2023

El diestro cigarrero es de los pocos que no ha sucumbido a la “indultitis” que lleva asolando a la tauromaquia desde hace varios lustros, la cual se acrecentó de forma alarmante tras la pandemia

Morante (22)
Morante de la Puebla, en Tarazona de Aragón. © Stéphan Guin

Desde hace varios años, más si cabe tras la pandemia, estamos viendo una proliferación alarmante de los indultos, una especie de virus que está impregnando el tejido de nuestra piel de toro. Y nos preguntamos, ¿es beneficioso que se le perdone la vida un animal bravo?, sí, pero todo de un modo controlado y con sentido. El indultar por indultar es algo negativo, más si cabe en un momento donde la cabaña brava ha ganado en regularidad gracias a esa severa exigencia de sus criadores.

La proliferación de indultos que se ha producido en los últimos años -en demasiadas ocasiones injustificada- parecen haber premiado más las actuaciones de los toreros con los animales que el comportamiento del propio animal. Y el problema viene cuando se les perdona la vida a ciertos animales que no reúnen todas las cualidades para recibir tal premio. Se habla de la exigencia hacia el toro por parte de toreros muy poderosos, esos que le extraen la bravura a cuentagotas a animales que se mueren buscando los vuelos por abajo, pero también se alivian con astados que llegan exhaustos a un final de faena donde pese a “cantar la gallina” acaban volviendo al campo.

Y nosotros nos preguntamos el por qué toreros que hacen conmocionar a los tendidos y que revientan las barrigas del personal coreando los olés más sentidos que recuerda la historia no pasarán a la historia por indultar muchos toros. Y ese es el caso, por ejemplo, de Morante de la Puebla, un espada que, salvo que algún aficionado al que le quepan infinidad de datos en la cabeza nos corrija, no ha indultado un animal bravo en una plaza de toros.

“José Antonio no indulta toros porque no hay un toro capaz de soportar el toreo de Morante. Esa verdad en la colocación, en el trazo y en las plantas, esa forma de volcar el torrente de emociones en el trapo y esa forma de exigir a los animales para crear la belleza sublime que termina pasando a la historia” escribía nuestro director Marco Antonio Hierro en su sección Al Natural el pasado mes de mayo, un artículo que desgranaba la tauromaquia del sevillano a lo largo de los años, un torero al que no se recuerda indulto alguno ni revisando las estadísticas de todas sus temporadas como matador.

¿Por qué? ¿Cuál es el motivo de que Morante, no ha dejado un toro padreando desde que tomó la alternativa?. Unos aluden a que el indulto no es la finalidad de su toreo, otros se refieren a la intención del sevillano de hacer el toreo en todas sus suertes, lo que también incluye la de matar. Ambas pueden ser válidas, pero la única y verdadera respuesta la tiene el propio torero nacido en La Puebla del Río.

A los toros, para que rompan a embestir, siempre hay que ayudarlos, porque hay que conducir sus instintos de forma que sirvan para el objetivo de torear. Y ahí entra otra de las acertadas lecturas que hizo nuestro director sobre este tema: “Esto se puede hacer moldeando las condiciones del animal, como suelen hacer el común de los toreros, o exigiendo a tu antagonista la misma entrega que tú le das. Esto, dicho así, suene muy vendible. Pero para eso no valen todos los toros. Ni siquiera un tercio de los que un torero lidia al cabo de una campaña”.

“Para embestirle a un tío que te exige así desde que decide que va a expresar su tauromaquia desde el minuto uno hay que ser un toro de bandera. Tanto que es posible que los que rocen ese listón pasarán a la historia. Porque no es normal que un toro, devolviendo la entrega que Morante le da cuando se pone a torear, aguante la exigencia de una faena completa. Y por eso aquel toro de Juan Pedro de 2009 en Madrid llegó a la muleta con una única tanda. Cosas de la biología”.