Una conversación con Simón Casas nunca deja indiferente a nadie. Desde las anécdotas a las que siempre recurre hasta los proyectos que nunca llegas a comprender por qué no se le habían ocurrido a nadie antes, Simón tiene esa cualidad que suelen tener los genios: o lo amas, o lo odias, pero nunca te deja indiferente. Sin embargo, cuando se habla de Nimes es como si hablase de su favorita del harem, de su niña bonita entre las plazas que gestiona. «Es que mi historia con Nimes siempres ha sido de un sinfín de creaciones», explica Simón, aportando siempre un discurso a sus ideas. «Yo fui quien creó la Feria de la Vendimia, que era una única corrida hasta el año 1984 en que yo la convertí en feria. Pero también creé las corridas por la mañana, mezclé las tauromaquias y traje a los mejores», lo que no se le puede negar al productor.
Igual que hay que hablar de las alternativas, siempre habituales en una feria de final de año, que corre el riesgo de que unos las firman y otros las torean. «Es verdad», reconoce Casas, «pero hay que darse cuenta de que las fechas son de muchos festejos aglutinados en este mes, y es verdad que los toreros llegan después de una campaña larga y se producen los percances. Pero estoy contento con la feria que he hecho», confiesa. «Yo no estoy en esto para ganar dinero, y cualquiera que me conozca, lo sabe. Antepongo la pasión de crear a la obligación de especular, y de esa forma he logrado cosas muy importantes en este ruedo. Por ejemplo, que hace 25 años se doctorase aquí, en Nimes, un figurón de época que se llama Julián López ‘El Juli’, además de muchas otras figuras».
Esa espinita siempre la tuvo clavada, y tiene también su porqué. Lo cuenta entre risas. «Cuando yo tomé la alternativa en el año 1975 aquí, en Nimes, no quisieron dármela como válida porque se había producido en Francia. Por eso cuando fui empresario intenté que fueran aquí las alternativas de losque iban para figuras, porque luché porque en Francia también se pudiese doctorar uno. O confirmar, porque también tuve la osadía -lo reconozco- de hacer que en Francia se confirmase alternativa en Nimes, lo que le otorgaba la vitola de plaza más importante del país», recuerda también entre risas.
Lo que no es cuestión de risa son los logros de Simón al frente del Coliseo, dado que, como él mismo explica, «he conseguido que todas las figuras del toreo a pie y a caballo, sin excepción, hayan venido a Nimes en Pentecostés y Vendimia casi cada año, sólo quedándose fuera en alguna por algún percance, como Morante este año, por ejemplo», además de haber conseguido lo que él mismo describió en un libro como «La corrida perfecta», aquella mañana del 16 de septiembre de 2012 con José Tomás como único espada.
Cuando hablamos de números, el discurso no es tan chispeante, porque para él «es suficiente con que no se pierda o incluso se gane un poco, porque el empresario debe ganar para seguir creando», reconoce casi a regañadientes, «pero yo tengo la riqueza de mi sueño y esa nadie me la va a quitar. Mira, Marco, yo llegué a España en autostop y sin saber hablar una palabra de español, y hoy en día soy empresario de Las Ventas. Después de lo que he ido haciendo en todo ese tiempo, yo creo que no me puedo quejar…», sentencia. Y tiene razón.
Además de cómo le ha ido como apoderado. Actualmente, parece haber conseguido que Alejandro Talavante, un torero metido en un bache, vuelva a sonreír y a buscar siempre su mejor versión. Además de los logros que ha conseguido Lea Vicens en sus manos, porque «se anunció mano a mano con Guillermo Hermoso de Mendoza en Pentecostés y ahora, en Vendimia, lo hará con Diego Ventura, comportándose como una figura que no elude ningún tipo de compromiso». Desde hoy, veremos el resultado.
«Hoy empezamos con la corrida de Margé que se suspendió en Pentecostés, y seguramente no habrá una entrada amplia, pero había que darla porque se la debíamos al aficionado, después del resultado de la corrida de Margè en Madrid. Si se pierde dinero en esa, pues esperemos compensarlo con las demás. El toreo es así…». O así lo entiende él.
Porque si hay algo que no se puede negar de Simón Casas, es que es distinto de cualquiera.