La ganadería jiennense de Araúz de Robles, por su genética y por su historia, es una de las más apetitosas para el aficionado y es uno de esos hierros exigentes que tanto apetece ver en una plaza de toros como Las Ventas. Se encuentra en plena Sierra Morena, dentro del Parque Natural de la Sierra de Andújar, un entorno privilegiado para la cría del toro bravo, rodeado de encinas y alcornoques que dibuja el paisaje andaluz por excelencia.
La imponente seriedad de sus toros, criados en las cercanías de la localidad jiennense de Guarromán, es signo y seña del torismo y de una forma singular de criar el toro bravo a los pies de Sierra Morena. La de Araúz de Robles es una ganadería única con un origen muy particular, ya que sus toros tienen sangre de Saltillo y Gamero Cívico -refrescado con Román Sorando vía Salvador Domecq-, algo que le da ese toque de personalidad que hace de esta divisa una de las ganaderías más especiales del campo bravo.
Por ello no se puede encasillar los orígenes de esta ganadería en un encaste en concreto, pues su origen se basa en una alquimia de diversas castas fundacionales (Jijón, Cabrera, Gallardo y Vistahermosa). La casta es signo inequívoco de esta casa ganadera, conseguida a través de trabajo y rigurosa selección en el seno de una familia que vive por y para el toro bravo. En la finca ‘El Burguillo’ pastan los astados de una ganadería con personalidad propia, esa que hoy en día mantienen en un lugar privilegiado tanto para la lidia en plazas como en festejos populares.
¿Por qué no ha ido a Madrid este año Araúz de Robles?
Un 2023 donde no lidiará en la primera plaza del mundo pese a tener toros suficientes para ello. Según ha podido saber este medio, había una corrida preparada para Madrid, pero la empresa decidió finalmente que fuese en desafío ganadero, y eso terminó por convencer al propietario. Una decisión que no trastocó en exceso la temporada para un hierro que tiene una demanda alta de animales.
Esa ausencia no condiciona su presencia en 2024; es más, la intención es poder estar, algo que debe alegrar a un aficionado que siempre apuesta por la casta y la bravura de un hierro que también tiene una rama que da toros de gran clase como aquel animal que cuajó al natural Ángel Téllez en la primera plaza del mundo.
Al igual que pasó en 2023, para 2024 hay una corrida guardada para Madrid, que con el paso de los meses se irá rematando para que una vez que comience el año únicamente se tenga que mantener a los animales. Una ganadería que sabe de la importancia de Madrid, pero que no reniega ni mucho menos de acudir a otros cosos donde se exija un toro con el trapío y el comportamiento que da este hierro santo y seña del campo bravo andaluz, ese en el que pastan infinidad de ganadería que ayudan a salvaguardar un entorno único.