La moral talaverana no atraviesa ahora su mejor momento desde que hace treinta años la brillante clase política asestara un duro golpe al mercado de ganado y al comercio del que se nutría la ciudad.
Una sucesión de políticos con poca fortuna hizo que una ciudad próspera coleccione ahora tiendas con carteles de se vende y la mentalidad es bastante derrotista. Tener un equipo campeón de Europa y llenando el pabellón con la ciudad volcada y dejarle perder tampoco ayudó (Fútbol Sala). Si ya hablamos de las mentiras en cuanto al transporte…
Quizás esa mentalidad ha hecho creer que Talavera es solo la muerte del rey de los toreros taurinamente hablando y no es cierto.
Repasando los carteles se puede comprobar que durante el siglo XX acudieron a la plaza las grandes figuras del toreo: Manuel Benítez, El Viti, Camino, Puerta, Antonio Ordóñez, Luis Miguel, Joselito, El Juli, Rincón, Espartaco, Ponce, José Tomás, el cartel de banderilleros… Está claro que Talavera fue un referente.
El estado de ánimo unido a una mentalidad cainita dejó la plaza con un bajón de carteles que hizo lucir el cemento más que nunca sin la capacidad de adaptarse a la realidad del momento y taurina. Hubo festejos en Mondas, por poner un ejemplo, en los que uno salía de la plaza con ganas de no haber entrado.
La llegada de Tomás Rufo y de las figuras ha devuelto el aire a la plaza con cuatro llenos consecutivos y lógica en la elaboración de las ferias. El reto del empresario actual, Antonio Rubio, está en mantener el listón sin ser devorado por la mentalidad triste de algunos y por aquellos que siempre jugaron a empresarios.
La historia de Talavera está ahí y por supuesto que va más allá de la sola muerte del rey de los toreros. Este sábado 23 de septiembre hay una nueva oportunidad de enseñar el lujo de La Caprichosa.